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Rococó,  clasicismo y  romanticismo








                              El  severo  racionalismo  y  la  forma  suave  y  cristalina  de  estos


                   versos  son  diferentes,  sin  embargo,  incluso  a  primera vista,  de  las


                   siguientes  líneas  de  Chénier,  que  son  tan  irreprochablemente  cla-


                   sicistas como ellos,  pero  que,  sin  embargo,  están  llenas  ya de  una



                   pasión  nueva:






                                            Allons, étouffe  tes clameurs;



                                            Souffre, o coeur gros de haine, affamé de  justice.


                                            Toi,  Vertu, pleure  si  je meurs.






                              Los  versos  de  Pope  son  una  reminiscencia de  la cultura  inte­



                   lectual de la aristocracia cortesana, mientras que los de Chénier son


                   ya la expresión del  nuevo emocionalismo burgués y están en  labios


                   de  un  poeta  que  se  yergue  a  la  sombra  de  la  guillotina  y  se  con­



                   vierte  en  víctima  de  aquella  burguesía  revolucionaria  cuyo  gusto


                   clasicista  encontró  en  él  su  primer  representante  valioso,  aunque


                   involuntario.


                              El  nuevo  clasicismo  no  aparece  en  modo  alguno  tan  de  im­



                   proviso como frecuentemente se ha dicho 156.  Su desarrollo corre ya


                   desde finales de la Edad  Media entre  los dos polos de una concep­


                   ción artística estrictamente tectónica y otra de libertad formal, esto



                   es,  entre  una  ligada al  clasicismo  y  otra opuesta a  él.  Ninguna de


                   las  innovaciones del  nuevo arte representa una aportación comple­


                   tamente  nueva;  todas  se  enlazan  con  una  u  otra  de  estas  dos  ten­



                   dencias,  que  se  relevan  una  a  la  otra  en  la  dirección,  pero  que  no


                   son  enteramente  desplazadas  nunca.  Aquellos  investigadores  que


                   presentan  el  neoclasicismo  como  una  innovación  completa  acos­



                   tumbran  descubrir  la  peculiaridad  de  su  génesis  en  que  la  evolu­


                   ción  en  él  no  procede de  lo simple a  lo complicado,  es decir de lo


                    lineal a lo pictórico o de lo pictórico a lo más pictórico, sino que el


                   proceso de diferenciación  «se  interrumpe», y el desarrollo en cier­



                    to modo «retrocede a saltos». Wólfflin piensa que en esta regresión


                    «la  iniciativa está más claramente motivada por  las  circunstancias


                   externas»  que por el  ininterrumpido proceso de complicación.  En




                             lí<s  Heinrich  Wólfflin,  Kunstgeschichtliche  Grundbegriffe,  1927,  7/'  ecL,  pág.  252;


                   Hans  Rose, Spátbarock,  1922, pág.  13.





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