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Historia social de la literatura y el arte
periencia directa de los monumentos clásicos en Italia. El viaje de
Goethe a Italia, su colección de antigüedades, la sala de Hera en su
casa de Weimar, con el busto colosal de la diosa, que amenaza ha
cer saltar las paredes de aquel interior burgués, valen como símbo
lo de esta época cultural.
Pero el nuevo culto de lo clásico es, tanto como el casi con
temporáneo entusiasmo por la Edad Media, un movimiento esen
cialmente romántico; porque también la antigüedad clásica apa
rece ahora como un período primitivo de la cultura humana,
inasequible y desaparecido para siempre, en el sentido rousseau-
niano. En esta concepción de la antigüedad están acordes Winc-
kelmann, Lessing, Herder, Goethe y todo el romanticismo alemán.
Todos descubren en ella una fuente de restablecimiento y renova
ción, un ejemplo de humanidad plena y genuina, aunque ya irrea
lizable. No es casual que el movimiento prerromántico coincida
con los inicios de la arqueología, y que Rousseau y Winckelmann
sean contemporáneos; la característica intelectual básica de la épo
ca se expresa siempre en la misma nostálgica filosofía de la cultu
ra, tan pronto vuelta hacia la antigüedad clásica como hacia la
Edad Media. El nuevo clasicismo se dirige tanto contra el prerro-
manticismo como contra la frivolidad y la artificiosidad del roco
có; ambos están impregnados del mismo sentido burgués de la
vida. La imagen que el Renacimiento tenía de la antigüedad clá
sica estaba condicionada por la concepción del mundo de los hu
manistas y reflejaba las ideas antiescolásticas y anticlericales de
este estrato intelectual; el arte del siglo XVII interpretaba el mun
do de los griegos y los romanos según los conceptos feudales de la
moral profesados por la monarquía absolutista; el clasicismo de
la época de la Revolución depende del ideal de vida estoico repu
blicano de la burguesía progresiva y permanece fiel a este ideal en
todas sus manifestaciones.
El tercer cuarto de siglo estuvo todavía lleno del conflicto de
los estilos. El clasicismo se encontraba envuelto en una lucha y era
la más débil de las dos tendencias en competencia. Hasta 1780
aproximadamente se limitó en la mayoría de los casos a una discu
sión teórica con el arte cortesano; sólo después de esta fecha, espe
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