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1.3. La recuperación de la memoria

En el texto de Emaús que estamos analizando, Jesús no sólo sale al encuentro de
los dos discípulos, sino que escucha atentamente sus preocupaciones, habla con
ellos y les dice:

¡Qué necios y tardos de corazon (son ustedes) para creer cuanto dijeron los profetas!
¿No tenía que padecer eso el Mesías para entrar en su gloria? [...] les explicó lo que
en toda la Escritura se refería a él.

Lc 24, 25-27

Si te fijas en el texto, descubrirás una serie de elementos importantes que ayudaron
a los discípulos a recuperar la memoria y te ayudarán a descubrir algunas de las ca-
racterísticas del encuentro personal con Jesús.
— Jesús comienza con un reproche. Ellos no pueden comprender lo sucedido porque
tienen la mente cerrada y el corazón aletargado.
— Les invita a recordar, a hacer memoria, es decir, a repasar la vida compartida, lo
vivido y aprendido con Él. Esto les ayuda a comprender el plan salvífico de Dios
Juan de Flandes, La cena de Emaús.
expuesto en el Antiguo Testamento.
• La Sagrada Escritura resulta clave para la comprensión de los seguidores de
Jesús y, por tanto, no sólo la han de conocer, sino también es necesario que la
den a conocer.

Puesto que muchos emprendieron la tarea de contar los sucesos que nos han acon-
tecido, tal como nos lo transmitieron los primeros testigos presenciales, puestos al
servicio de la palabra, también yo he pensado, ilustre Teófilo, escribirte todo por orden y
exactamente, comenzando desde el principio; así comprenderás con certeza las ense-
ñanzas que has recibido.

Lc 1, 1-4

• El camino del diálogo de Dios con los hombres y de los hombres con Dios es la
pista que ayuda a interpretar lo que está ocurriendo.
• Tras esta primera pista, les habla de sí mismo. Les explica todo aquello que las
Escrituras habían dicho acerca del Mesías.

Todo lo que ha ocurrido en los últimos días en Jerusalén entra dentro del plan salvífico
de Dios y, a la vez, les ayuda a comprender que Él es el Mesías anunciado por los pro-
fetas.

La experiencia cristiana del encuentro personal con Jesús también supone:
— Reconocer e interpretar los signos que aparecen.
— Abrirse a Jesús. Cuando el interior de los discípulos se abre, es posible avanzar
en el reconocimiento de Jesús resucitado.
— Desearle: «Se acercaban a la aldea adonde se diri gían, y él fingió seguir adelante.
Pero ellos le insistían: “Quédate con nosotros, que se hace tarde y el día va de
caída”. Entró para quedarse con ellos» (Lc 24, 28-29).

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