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“ LAS ANDANZAS DE FILOMENO “
lugar en el palacio, el rey fue personalmente con su caballo al monasterio a
detenerlo y encerrarlo en el calabazo.
Al llegar a las puertas del monasterio, suavizó la marcha de su caballo y a unos
metros de la puerta se sintió mal y se desmayó, cayendo al suelo.
En ese momento, un fraile escuchó a su caballo relinchar y al asomarse por la
saetera de la torre campanario vio al rey caído en el suelo.
Hacia allí acudieron cuatro frailes, que al ver que era el rey avisaron a fray Sandalio,
que dormía en su habitación plácidamente.
Al rey lo acostaron en la habitación de fray Sandalio y estuvieron atentos a él
durante toda la noche, intentando recuperarlo.
―Creo que es una indisposición; ha debido cenar mucho y el frío de la noche le ha
indispuesto ―comentaba un fraile médico ante la atenta escucha de fray Sandalio y
ocho monjes más.
Usaron un ungüento especial judío para estos casos y le dejaron dormido como un
bebé en aquella habitación, hasta que al amanecer despertó, algo confuso, haciendo
preguntas.
Aquella mañana fue muy especial, pues el rey, al ver que los frailes le habían salvado
la vida, no dudó en agradecerles el trato firmando un acuerdo por el que nombraba
a aquel monasterio como colaborador del palacio y designando a fray Sandalio como
preceptor del príncipe Rigoberto, el cual acudiría al monasterio cada tarde a recibir
clases.
El rey, al verse cerca de la muerte, cambió de opinión sobre el monasterio y sus
frailes, convirtiendo la envidia en agradecimiento y admiración.
Años más tarde, el país del rey Serapio se había convertido en el más culto de todos,
donde todos los habitantes sabían leer, escribir y eran eruditos en ciencias.
Y así fue como la envidia se transformó en admiración, porque a veces el ser
humano necesita encontrarse en problemas de verdad para cambiar de actitud.
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