Page 151 - Frankenstein
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En aquellos momentos lloraba amargamente
y deseaba recobrar la paz de espíritu que me
permitiría consolarlos y alegrarlos. Mas ello no
había de ser. El remordimiento anulaba cual-
quier esperanza. Era el autor de males irreme-
diables, y vivía bajo el constante terror de que el
monstruo que había creado cometiera otra nue-
va maldad. Tenía el oscuro presentimiento de
que aún no había concluido todo y de que pron-
to cometería de nuevo algún crimen espantoso,
que borraría con su magnitud el recuerdo de su
anterior delito. Mientras viviera algún ser que-
rido, siempre habría un lugar para el miedo. La
repulsión que sentía hacia este demoníaco ser
no se puede concebir. Cuando pensaba en él
apretaba los dientes, se me encendían los ojos y
no deseaba más que extinguir aquella vida que
tan imprudentemente había creado. Cuando
recordaba su crimen y su maldad, el odio y de-
seo de venganza que surgían en mí sobrepasa-
ban los límites de la moderación. Hubiera ido
en peregrinación al pico más alto de los Andes