Page 369 - Frankenstein
P. 369

mano derecha una pistola que llevaba escondi-
   da en el pecho; el más leve ruido me aterroriza-
   ba; pero decidí que iba a vender cara mi vida y
   que no abandonaría la lucha que se avecinaba
   hasta que o mi adversario o yo cayéramos.
     Elizabeth observó mi agitación en silencio du-
   rante algún tiempo. Por fin dijo:
     ––¿Qué te intranquiliza, mi querido Víctor?
   ¿Qué es lo que tanto temes?
     ––Paciencia, querida mía, paciencia     le
   respondí––. Pasada esta noche, el peligro habrá
   acabado. Pero esta noche es terrible, muy terri-
   ble.
     Transcurrió una hora en esta inquietud; de
   pronto, pensé en lo espantoso que le resultaría a
   mi esposa el combate que esperaba de un mo-
   mento a otro. Le rogué que se acostara, dispues-
   to a no reunirme con ella en tanto no conociera
   las intenciones de mi enemigo.
     Me quedé solo, y continué durante algún
   tiempo paseando por los pasillos de la casa y
   examinando cada rincón que pudiera servirle
   364   365   366   367   368   369   370   371   372   373   374