Page 391 - Frankenstein
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Desconozco los sentimientos de aquel a quien
perseguía. A veces dejaba cosas escritas en los
troncos de los árboles o talladas en la piedra,
que me guiaban o avivaban mi cólera. «Mi rei-
nado aún no ha acabado ––estas eran las pala-
bras que se leían en una de las inscripciones––;
sigues viviendo y mi poder es total. Sígueme;
voy hacia el norte en busca de las nieves eter-
nas, donde padecerás el tormento del frío y el
hielo al que yo soy insensible. Si me sigues de
cerca, encontrarás no lejos de aquí una liebre
muerta; come y recupérate. ¡Adelante, enemi-
go!; aún nos queda luchar por nuestra vida;
pero hasta entonces te esperan largas horas de
sufrimiento.»
¡Demonio burlón! De nuevo juro vengarme;
de nuevo te condeno, miserable criatura, a
atormentarte hasta la muerte. Nunca abandona-
ré mi persecución hasta que uno de los dos
muera; y entonces, ¡con qué júbilo me reuniré
con Elizabeth y aquellos que ya me preparan la