Page 390 - Frankenstein
P. 390
bajo mis angustias. Durante el día, me mantenía
y animaba la perspectiva de la noche, pues en
mis sueños veía a mis familiares, a mi esposa y
a mi amado país; veía de nuevo la bondadosa
faz de mi padre, oía la cristalina voz de Eliza-
beth y encontraba a Clerval rebosante de salud
y juventud.
Muchas veces, extenuado por una caminata
agotadora, intentaba convencerme mientras
andaba de que estaba soñando y que cuando
llegara la noche despertaría a la realidad en
brazos de los míos. ¡Qué punzante cariño sentía
hacia ellos!; ¡cómo me aferraba a sus queridas
siluetas, cuando a veces me visitaban, incluso
estando despierto, e intentaba convencerme de
que aún estaban con vida! En aquellos momen-
tos, la venganza que me corroía el corazón se
aplacaba, y continuaba mi camino hacia la des-
trucción de aquel demonio más como un deber
impuesto por el cielo, como el impulso mecáni-
co de un poder del cual era inconsciente, que
como el ardiente deseo de mi espíritu.