Page 385 - Frankenstein
P. 385

ira y a la desesperación. Ellos estaban muertos,
   y sin embargo yo vivía; también vivía su asesi-
   no, y para aniquilarlo debía yo continuar mi
   tediosa existencia. Arrodillado en la hierba,
   besé la tierra y, con labios temblorosos, grité:
     ––Por la sagrada tierra en la que estoy postra-
   do, por los espíritus que me rodean, por el pro-
   fundo y eterno dolor que siento, por ti, oh No-
   che, y por los fantasmas que te pueblan, juro
   perseguir a ese demonio, que ocasionó estas
   desgracias, hasta que uno de los dos sucumba
   en un combate a muerte. A este fin preservaré
   mi vida; para ejecutar esta cara venganza vol-
   veré a ver el sol y pisar la verde hierba, de todo
   lo cual, de otro modo, prescindiría para siem-
   pre. Y yo os conjuro, espíritus de los muertos, y
   a vosotros, errantes administradores de ven-
   ganza, a que me ayudéis y orientéis en mi tarea.
   ¡Que el maldito e infernal monstruo beba de la
   copa de la angustia y sienta la misma desespe-
   ración que ahora me atormenta!
   380   381   382   383   384   385   386   387   388   389   390