Page 311 - Frankenstein
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He soportado fatigas y miserias; me marché de
   Suiza contigo; gateé por las orillas del Rin, por
   sus islas de sauces, por las cimas de sus monta-
   ñas. He vivido meses en los brezales de Inglate-
   rra y en los desérticos parajes de Escocia. He
   padecido cansancio, hambre, frío; ¿te atreves a
   destruir mis esperanzas?
     ––¡Aléjate! Efectivamente rompo mi promesa;
   jamás crearé otro ser como tú, semejante en
   deformidad y vileza.
     Esclavo, antes intenté razonar contigo, pero te
   has mostrado inmerecedor de mi condescen-
   dencia. Recuerda mi fuerza; te crees desgracia-
   do, pero puedo hacerte tan infeliz que la misma
   luz del día te resulte odiosa. Tú eres mi creador,
   pero yo soy tu dueño: ¡obedece!
     La hora de mi debilidad ha pasado, y con ella
   la de tu poder. Tus amenazas no me obligarán a
   cometer tamaña equivocación; más bien me
   confirman en mi propósito de no crear una
   compañera para tus vicios. ¿Querrías que, a
   sangre fría, infectara la Tierra con otro demonio
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