Page 355 - Frankenstein
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ello te va a resultar doloroso. Mi tío me informará de
tu salud; y si al encontrarnos veo en tus labios una
sonrisa, que se deba a mi actual esfuerzo, no pediré
mayor recompensa.
ELIZABETH LAVENZA
Ginebra, 18 de marzo de 17...
Esta carta me trajo a la memoria algo que
había olvidado: la amenaza del bellaco: «Estaré
a tu lado en tu noche de bodas.» Esta era mi sen-
tencia, y esa noche aquel demonio desplegaría
todas sus artes para destruirme y arrancarme el
atisbo de felicidad que prometía, en parte, com-
pensar mis sufrimientos. Esa noche había deci-
dido terminar sus crímenes con mi muerte.
¡Que así fuera!; tendría entonces lugar un com-
bate a muerte, tras el cual, si él vencía, yo halla-
ría la paz, y el poder que ejercía sobre mí acaba-
ría. Si lo derrotaba, sería un hombre libre. Pero,
¿qué libertad tendría?; la del campesino que,
asesinada su familia ante sus ojos, quemada su