Page 106 - Cuentos de la selva para los niños
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Aquí termina






                            nuestro recorrido






                              C







                                        la parte de atrás colocamos una enorme maqueta del Ecuador que
                                        cocina, con la profe Vinueza de Lengua y nuestro proyecto listo. En

                                        hicimos y nos sentamos delante para que no se viera.

                              Mi abuela  y el profe se sorprendieron al vernos. Pensaron que llegarían
                              antes que nosotros.

                              —Vaya, se nos adelantaron —dijo el profe—. Doña Matilde, nos ganaron.
                              Ni modo. Gracias maestro Vinueza por su apoyo con el proyecto.

                              Nosotros nos reímos, pero no nos paramos para que no vieran la maqueta.
                              Un rato después, entraron dos chicos con unas cajas.

        106                   —Muy bien chicos —dijo el profe—, hemos llegado al inal de estas clases
                              extracurriculares de cocina, hemos conocido muchos de los platos tradi-
                              cionales de nuestro país y hemos recorrido el Ecuador gracias al apoyo de
                              nuestra Chef Cuentacuentos, doña Matilde Zambrano, para quien pido un
                              aplauso.

                              Todos aplaudimos. Mi abuela se emocionó mucho y se le salieron las lágri-
                              mas.

                              —Para mí ha sido un gusto enorme compartir con ustedes, chicos, la pre-
                              paración de platos tan ricos y la compañía de Ernesto, que es un gran pro-
                              fesor, para quien yo también pido un aplauso —dijo mi abuela.

                              Todos aplaudimos de nuevo y algunos silvamos. La verdad es que es un
                              profe bien bacán.

                              —Y ahora —dijo el profe feliz—, un aplauso para todos ustedes que resul-
                              taron muy buenos cocineros y espero que, algún día, excelentes chefs.

                              Todos aplaudimos, chilamos y zapateamos. El rector y la vicerrectora lle-
                              garon en medio del escándalo y el profe Ernesto nos pidió  silencio.

                              —No nos queremos perder la gran inal de este curso —dijo el rector y
                              ambos se sentaron a nuestro lado.

                              —Muchas gracias por su visita, su interés es un gran incentivo para los es-
                              tudiantes. Muy bien chicos, ahora les pido que presenten el proyecto que
                              hicieron con el apoyo del profesor Vinueza.
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