Page 67 - Cuentos de la selva para los niños
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un relejo de la generosidad de la planta, porque parecen manos abiertas
listas para dar.
Las mujeres son las encargadas de sembrar y cosechar la yuca, a la que ven
como otro hijo. Al igual que los niños, se debe esperar nueve meses para 67
cosecharla. Y para sacarla de la tierra, no se utiliza la fuerza, sino que se la
mueve de un lado a otro, como si se la meciera.
Antes de realizar la primera siembra, las mujeres se pintan la cara y untan
pedazos de yuca, que colocan en el centro de una chacra, con achiote. El
achiote es un símbolo de la sangre y, por eso lo utilizan, “para que la yuca
beba nuestra sangre” dicen ellas. De esa manera se aseguran de que estos
tubérculos crezcan grandes y sanos. En la época de cosecha, las mujeres
piden permiso para entrar a la chacra a Nunküí, personaje mitológico que
les dio la yuca.
—Como se pueden dar cuenta, el sentido de lo sagrado de estos pueblos
es diferente al nuestro. Ellos se relacionan con la naturaleza como con una
madre generosa a la que deben honrar por todos los dones que les da —
aclaró el profesor.
—La yuca es también un regalo de amor —continuó mi abuela—. En las
comunidades indígenas de la Amazonía, cuando un hombre quiere demos-
trar a una mujer que está enamorado de ella le lleva aves u otros animales
que él mismo ha cazado. Si ella está interesada en él, le brinda chicha o
cualquier otro alimento elaborado con yuca, porque ella la sembró.
—Muy bien chicos —dijo el profe—, ahora vamos a cocinar un plato tradi-
cional de Morona Santiago. Esta es la receta: