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la revistaLeader. Para demostrarlo, preparó minuciosamente una
trampa. En determinados momentos, su tono de voz temblaría al
nombrar ciertas letras. Los espíritus, como siempre, cooperaron
gustosos con golpes sobre las letras apropiadas. Los mensajes ob-
tenidos fueron del todo surrealistas. Según los espíritus controla-
dos por Hayden, el fantasma del paclTe de Hamlet tenía diecisiete
narices.
«Creo, junto con los teólogos de Westminster y sus predecesores,
que hasta el infinito "el fin principal del hombre es glorificar
a Dios y gozar de Él para siempre".»
- MAxWELL EN UNA CARTA A LEWIS CA~IPBELL FECHADA EN NOVIEMBRE DE 1851.
No es de extrañar que los jóvenes universitarios se interesa-
ran por este tema, e incluso se entusiasmaran con él. Maxwell así
lo hizo, pero más por diversión que otra cosa. Sin embargo, no
todo eran risas; había algo que le preocupaba:
Cada día veo más razones para creer que el estudio de las «ciencias
ocultas» debería investigarse. Creo que lo que se llama la inclinación
a la superstición es hoy más significativo de lo que muchos creen.
La predominancia de una tendencia mal encaminada demuestra el
mal cam_ino de una tendencia predominante. Es la naturaleza y el
objeto de esta tendencia lo que nos urge a su estudio.
LA VIDA EN EL TRINITY
En el college, James se sentía cómodo e intentaba establecer sus
rutinas, algunas de las cuales eran especialmente molestas para
el resto de sus compañeros. Una consistía en salir a correr media
hora a las dos de la madrugada por los corredores de la residencia
hasta que empezó a recibir una lluvia de cepillos, botas y otros ob-
jetos a medida que pasaba por delante de las puertas de sus com-
pañeros. A pesar de estos «inconvenientes», su presencia era muy
EN EL RÍO CAM 59