Page 61 - 25 Maxwell
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tenido interesado desde las clases de filosofía de Hamilton: ¿se
encuentran las analogías en el mundo real o son un producto de
la mente humana?
Su ensayo para los Apóstoles concluía así:
Las únicas leyes de la materia son aquellas que nuestras mentes
pueden inventar, y las únicas leyes de la mente son inventadas para
ello por la materia
El interés por la filosofía de la investigación científica no era
la única actividad intelectual que atraía a Maxwell. También se
dedicó a escribir docenas de poemas de todo tipo: desde traduc-
ciones de odas épicas del latín y el griego hasta versos plagados
de fina ironía buscando las risas de sus amigos. Incluso se cuenta
que, solo por diversión y como venganza porque el Trinity no per-
mitía la presencia de perros en las habitaciones, usó sus dotes
de persuasión para convencer a los compañeros que tenían gatos
para que descubrieran la altura mínima a partir de la cual sus que-
ridos animales de compañía empezaban a caer de pie.
Con el paso del tiempo, la historia se fue engrandeciendo,
con gatos lanzados por las ventanas del college en un cruel expe-
rimento científico. Bastantes años más tarde, Maxwell regresó a
Cambridge y la historia no solo seguía ahí, sino que se había con-
vertido en algo truculento y tuvo que negar haber sido tan inhu-
mano.
De todos modos, cuando James no estaba lanzando gatos
solía regalar gran parte de su tiempo a los demás. Si algún compa-
ñero necesitaba su ayuda, o simplemente se encontraba enfermo
y demandaba cuidados, ahí estaba él. Animaba a los que estaban
deprimidos, ayudaba a los novatos que tenían problemas con sus
estudios, leía en voz alta sus notas de clase todas las tardes y,
además, sacaba tiempo para escribir a su padre, a su tía Jane y a
otros amigos.
Semejante hiperactividad tiene a veces sus consecuencias:
durante un verano que pasó en Suffolk visitando la familia de un
amigo, sufrió unas terribles fiebres que le hicieron delirar durante
dos semanas.
EN EL RÍO CAM 61