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Anexo B
LOS ACELERADORES DE PARTÍCULAS
Gracias a unas instalaciones llamadas aceleradores de partículas,
se puede hacer impactar partículas elementales como protones
o electrones contra otras partículas o contra átomos en condi-
ciones de extremo vacío y altísimas energías. El estudio de las
partículas resultantes y el análisis de las energías implicadas en
las colisiones proporciona valiosa información para conocer la
intimísima estructura de la materia. Además constituye una fuente
de radiación («luz») que posibilita la comprensión de todo tipo de
materiales mediante su caracterización detallada.
Desde que en el año 1930 se construyera el primer acelerador
de partículas, la tecnología de este tipo de dispositvos e instalacio-
nes no ha dejado de desarrollarse (véase la gráfica). El parámetro
más evidente ha sido el incremento de las energías a las que pue-
den someterse las partículas. Esto es necesario, por ejemplo, para
reproducir las condiciones por las que se forma la materia en los
procesos de fisión atómica en las estrellas, o para descubrir los
constituyentes básicos. Quarks y leptones nos serían probable-
mente desconocidos de no ser por los aceleradores de partículas.
El acelerador de corriente continua de Walton y Cockcroft,
basado en la rectificación de corriente alterna, logró generar una
energía de 260 keV, que se empleó para bombardear protones
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