Page 8 - 29 Lavoisier
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ciencia que le enseñaron sus profesores del College Mazarin, des-
                     lumbró a Antoine hasta el extremo de que este decidiera cambiar
                     su destino. Lacaille, Rouelle,  Guettard y el resto del claustro de
                     profesores -muchos de ellos miembros de la prestigiosa Acade-
                     mia de Ciencias de Francia- mimaron a ese callado y disciplinado
                     alumno que  no tenía rival en ninguna materia.  La ambición de
                     aquel joven respecto a lo que podía hacer en la vida y lo que podía
                     obtener de esta tampoco tenía rival: no se conformaba con menos
                     que la gloria reservada a los grandes hombres, y estaba conven-
                     cido de poder conseguirla únicamente con su esfuerzo. Fascinado
                     por los experimentos quúnicos de Rouelle, Antoine soñó con con-
                     vertir la química -que entonces era poco más que un conjunto
                     de supersticiones heredadas de la alquimia- en una ciencia tan
                     precisa como las matemáticas que le había enseñado Lacaille.
                         Pero antes de seguir lo que  desde el principio fue  una vo-
                     cación muy marcada, Lavoisier tuvo que hacerse abogado. En la
                     Escuela de Leyes de París aprendió la importancia de las palabras
                     y la forma de ponerlas a su servicio, lo que habría de resultarle de
                     extraordinaria utilidad en la ciencia que desarrolló más adelante.
                     Antoine estudiaba leyes en primavera, otoño e invierno, y durante
                     las vacaciones de verano recorría Francia con Guettard a la bús-
                     queda de minerales. Pero el joven iba más allá de su maestro y no
                     cesaba de preguntarse sobre las propiedades de esos minerales;
                     por ejemplo, por qué el yeso de París pasaba fácilmente de ser
                     moldeable a ser rígido.  Los resultados de esas indagaciones lo
                     llevaron por primera vez a la Academia de Ciencias. Fue el inicio
                     de una relación indisoluble, que solo terminó con su fin casi simul-
                     táneo (la institución fue cerrada en 1793 y Lavoisier fue ejecutado
                     al año siguiente).
                         Poco después, Antoine se embarcó en otros proyectos de en-
                     vergadura: planificar la iluminación de una gran ciudad y abas-
                     tecerla de agua.  En ambos casos realizó un trabajo exhaustivo
                     y riguroso;  no hubo sacrificio que  dejara de  hacer para que su
                     proyecto fuera excelente: vivir a oscuras, no dormir apenas, no
                     comer, trabajar sin descanso. El mismo rey le concedió una me-
                     dalla en reconocimiento de sus desvelos. A continuación realizó la
                     primera acción de acoso y derribo de la alquimia: se embarcó en





          8          INTRODUCCIÓN
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