Page 8 - 30 Cantor
P. 8

palabras, el universo entero, nosotros incluidos, constituye el ser.
                     Pero además, el ser es inmutable, no puede cambiar, porque si pa-
                     sara, digamos, de un estado A a un estado B, entonces dejaría de
                     existir en el estado A, y eso es imposible, porque el ser no puede
                     dejar de existir. El ser es, en consecuencia, todo el universo, y es
                     inmutable; por lo tanto, el universo es inmutable. Esto significa
                     que el cambio y el movimiento que creemos ver a nuestro alrede-
                     dor en realidad no existen; el tiempo no existe, en el ser no hay
                     pasado ni futuro, solamente hay ahora.
                         Zenón, discípulo de Parménides, planteó una serie de razo-
                     namientos, conocidos como las paradojas de Zenón, con los que
                     intentó demostrar, en respaldo de las ideas de su maestro, que el
                     cambio y el movimiento no existen, que lo que creemos ver no
                     es más que un engaño de los sentidos, y que la mente y la razón,
                     guiadas por la lógica, son capaces de demostrar este hecho.
                         Todas las paradojas de Zenón involucran el infinito de algún
                     modo; una de ellas dice que si arrojan1os una piedra hacia un árbol
                     que está a un metro de distancia delante de nosotros, entonces,
                     contrariamente a  lo  que  la vista parece mostramos, la piedra
                     jamás llega al árbol; de hecho, jamás abandona nuestra mano.
                         Para demostrarlo,  Zenón decía que antes de llegar al árbol
                     la piedra debe recorrer primero medio metro; pero antes de eso,
                     debe recorrer un cuarto de metro; y antes debe recorrer un octavo
                     de metro; y antes, un dieciseisavo de metro; y así sucesivamente.
                     En realidad,  para llegar al  árbol la piedra debe completar una
                     cantidad infinita de pasos previos, pero es imposible completar
                     infinitos pasos en un tiempo finito; por lo tanto, deduce Zenón, la
                     piedra jamás llega al árbol. Más aún, el mismo razonamiento que
                     hemos hecho para una distancia de un metro, vale también para el
                     primer milímetro o la primera milésima de milímetro; por lo que la
                     piedra, en realidad, tal como dijimos antes, nunca abandona nues-
                     tra mano. El infinito, como se ha expuesto, permite demostrar,
                     según Zenón, que el universo es inmutable.
                         En el siglo rv a.c., Aristóteles -el padre del estudio sistemá-
                     tico de la lógica y tal vez de la ciencia en general- escribió su
                     Física, un tratado que contiene, entre otras cuestiones, un estu-
                     dio del movimiento de los cuerpos; pero, desde luego, antes de





         8           INTRODUCCIÓN
   3   4   5   6   7   8   9   10   11   12   13