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Pero, ¿es licito invent,ar números así como así? ¿ Qué representa
                     ese «número» w? Hasta el siglo XIX, todos los conceptos con los que
                     trabajaban los matemáticos estaban fuertemente ligados a proble-
                     mas que podemos llamar «concretos», a situaciones que podían ser
                     visualizadas o asociadas con hechos reales;  como la descripción
                     de fenómenos físicos,  el estudio de las propiedades de los objetos
                     geométricos, o las propiedades de las cantidades finitas (1, 2, 3, 4, ... ).
                     El número O, por ejemplo, que representa una «cantidad que no es»,
                     debió esperar muchos siglos antes de ser reconocido como un nú-
                     mero de pleno derecho; otro tanto puede decirse de los números
                     negativos, cuya existencia, por ejemplo, era todavía rechazada por
                     Leibniz, en una fecha tan cercana como principios del siglo XVIII. Los
                     números, en general, solo eran aceptados si representaban, de algún
                     modo, una cantidad que pudiera visualizarse de manera concreta.
                         El número w representa una cantidad infinita en acto, no re-
                     presenta ningún objeto concreto ni ningún fenómeno físico, ni
                     puede visualizarse más que con los ojos de la mente. Pero Cantor,
                     con su pensantiento riguroso, nos obligó a aceptarlo como exis-
                     tente, y su modo de entender las matemáticas debió cambiar para
                     adaptarse a este hecho. Es así como, hoy en día, ya no se exige a
                     los objetos matemáticos que tengan un correlato real o que sean
                     la representación de un fenómeno concreto; solo se les pide co-
                     herencia lógica, y dentro de esa única exigencia los matemáticos
                     actuales son libres de crear, estudiar, manipular y analizar con-
                     ceptos, ideas y teorías.
                         La esencia de las matemáticas cambió después de Cantor, y
                     él mismo hubiera visto con enorme satisfacción este nuevo es-
                     tado de cosas,  estado en el que los matemáticos pueden crear
                     libremente teorías y conceptos. Podemos afirmar que Cantor lo
                     hubiera visto con satisfacción, porque fue  él quien dijo que las
                     matemáticas puras debían ser llamadas con más propiedad ma-
                     temáticas libres, porque, según sus propias palabras, «la esencia
                     de la matemática radica precisamente en su libertad».












         12          INTRODUCCIÓN
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