Page 140 - 21 Faraday
P. 140

Tanto Faraday como Einstein murieron con esta firme convicción,
                    tal y como el propio Faraday dejó escrito en su ensayo Sobre la
                    posible relación entre la gravedad y la electricidad:

                        La larga y constante persuasión de que todas las fuerzas de la natu-
                        raleza son mutuamente dependientes, ya sea teniendo un origen
                        común, o siendo más bien manifestaciones diferentes de un poder
                        fundamental, a menudo me ha llevado a pensar en la posibilidad de
                        establecer, mediante la experimentación, una conexión entre la gra-
                        vedad y la electricidad, incorporando así la primera al grupo, de tal
                        forma que la cadena de las mismas, incluyendo el magnetismo, las
                        fuerzas químicas y el calor, ligue a tantas y tan variadas manifesta-
                        ciones de la fuerza mediante relaciones comunes.

                        En 1851, Faraday empezó a especular con la existencia física
                    de las líneas de fuerza conjeturadas por él mismo por primera vez
                    en un informe científico publicado en 1831, en el que desarrollaba
                    el concepto a través del experimento consistente en diseminar
                    limaduras de hierro en un papel situado sobre una barra in1antada:
                    dichas limaduras dibujaban líneas curvas que unían los dos polos
                    del imán.
                        Su conferencia «Relaciones experimentales del oro (y otros
                    materiales) con la luz», impartida por Faraday en 1857, fue una
                    inspiración para el físico irlandés John Tyndall, que dos años des-
                   pués de la muerte de Faraday lo condujo a postular el llamado
                    efecto Tyndall, que sirvió para explicar el color azul del cielo.
                       Fue entonces cuando el propio Faraday, debido a su provecta
                    edad, renunció a su dilatado período de treinta y seis años como
                    director de la Royal Institution.  Era la primera vez que alguien
                   procedente del más bajo escalafón social de Inglaterra había lle-
                   gado a ser la cabeza visible de tal institución, que hasta entonces
                   solo había albergado a hombres de buena cuna que no necesita-
                   ban ganarse la vida con su trabajo científico.
                       En 1858, a Faraday se le concedió una de las Casas de Gracia
                   y Favor, cedidas por la reina Victoria, donde incluso llevó a cabo la
                   que sería su última investigación -12 de marzo de 1862- . En ella
                   buscaba pruebas experimentales de la refracción de un rayo de luz






        140        MÁS ALLÁ DE LA CHISPA DEL GENIO
   135   136   137   138   139   140   141   142   143   144   145