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1902. En consecuencia, el efecto de que las líneas espectrales de
                    una fuente luminosa sometidas a un campo magnético fuerte se
                    dividan en diversos componentes, cada uno de ellos polarizado,
                    se conoce actualmente como efecto Zeeman. A finales del siglo XIX
                    se sabía que la vibración de los electrones producía radiaciones
                    electromagnéticas como la luz, pero también que los electrones
                    de cada átomo emitían ondas solamente de determinadas frecuen-
                    cias. Así pues, cada átomo emite un conjunto único de colores: las
                    líneas espectrales o líneas de color serían la.firma de los átomos.

        «Los veo como nombramientos de miembro honorario,
        que no pueden rechazarse sin que suponga una especie
        de insulto para la otra parte.»

        -  MICHAEL  FARADAY,  ACERCA  DE  LOS  TÍTULOS  Y ENCOMIENDAS  RECIBIDOS .

                       La reina Victoria sentía especial simpatía por Faraday y acos-
                    tumbraba a ser generosa con él, si bien él nunca se aprovechó de
                    tal circunstancia. No en vano, entre los sandemanianos, la reina
                    no era una figura tan importante como su credo religioso:  por
                    ejemplo, en 1844, a Faraday se le suspendió como anciano de los
                   sandemanianos por faltar un domingo al servicio de adoración,
                    aunque previamente se había excusado de este desliz porque había
                    estado cenando con su Majestad. Y a pesar de que el Gobierno
                    británico quiso contar con Faraday para la guerra de Crimea, en
                    la década de 1850, en la que Gran Bretaña batallaba contra Rusia,
                    este rechazó encabezar la investigación sobre la creación de un
                    gran volumen de gas tóxico para su uso como ruma química, pues
                   tales investigaciones entraban en conflicto con la concepción mo-
                   ralista de su religión. Sin embargo, a pesar de su renuencia a los
                   lujos y su escepticismo acerca de la valía de sus descubrimientos,
                    Faraday recibió no menos de un centenar de títulos y encomien-
                    das de casi todos los principales países del mundo.
                       Había trabajado duramente durante más de cuarenta años,
                   había completado siete volúmenes de detalladas notas de labo-
                   ratorio, había rechazado  la presidencia de la Royal  Society e
                   incluso había declinado la oferta de la reina de convertirlo en ca-





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