Page 146 - 21 Faraday
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limitaba a exponer fríamente sus conocimientos científicos, sino
                    que se esforzaba en planear la presentación de modo que todo el
                    mundo pudiera entender lo que allí se exponía.


         «Al comienzo de su conferencia, y mediante una serie
         de sutiles graduaciones imperceptibles al auditorio,
         mantenerlo vivo en tanto el tema lo exija.»
         -  MICUAEL  FARADAY,  DESTACANDO  QUE  EL  ORADOR  DEBE  PROCURAR
           DESPERTAR  EL  INTERÉS  DEL  PÚBLICO.

                        Faraday tenía la firme  convicción de que la ciencia debía
                    salir a la calle y no quedarse confinada en laboratorios y rancias
                    instituciones, y por ello se afanaba en que todo el envoltorio de
                    sus explicaciones tuviera el mejor aspecto posible, al estilo de un
                    programa de televisión actual, lo cual incluía la correcta ventila-
                    ción del salón de conferencias o la disposición de las entradas y
                    salidas, pues a su juicio:

                        No conviene que la mesa de la conferencia esté atestada de aparatos,
                        y es conveniente que las experiencias se distribuyan uniformemente
                                                         .
                        durante el transcurso de la exposición. [ .. ] La cualidad que más re-
                        alza a un conferenciante, aunque tal vez no sea la más importante, es
                        una buena locución [ ... ]. El conferenciante debe producir impresión
                        de serenidad y facilidad, no debe parecer preocupado, temeroso, ni
                        desatento, ni con la mente concentrada en la contemplación y des-
                        cripción de su tema. Sus gestos no deben ser apurados o violentos,
                        sino lentos, fáciles y naturales, consistentes principalmente en el
                        cambio de la posición del cuerpo, con el objetivo de evitar la impre-
                        sión de tiesura o de monotonía que de otro modo resultaria inevitable.
                        Todo su comportamiento debe evidenciar respeto por el auditorio y
                        de ninguna manera debe olvidar que se halla en su presencia. Ningún
                        accidente debe alterar su compostura o modificar su comportamien-
                        to, salvo que afecte a la comodidad del auditorio; nunca, en lo posible,
                        debe volver la espalda al público, y en cambio, debe darle todos los
                        motivos para que piense que el conferenciante ha concentrado toda
                        su energía para procurarle entretenintiento e instrucción.





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