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LA FE RELIGIOSA COMO INSPIRACIÓN CIENTÍFICA

              A pesar de las fuertes tensiones que ac-
              tualmente hallamos entre fe  religiosa y
              ev idencia  científica  -una encuesta  a
              miembros de la  Academia  Nacional de
              Ciencias de Estados Unidos reveló que
              el  85 %  rechazaban  la  idea de un Dios
              personal-, muchos de los grandes cien-
              tíficos  del  pasado  fueron  espoleados,
              inspirados y  hasta moldeados  intelec-
              tualmente por su  fe en  Dios,  lo cual  les
              permitió alcanzar determinados hallaz-
              gos científicos. Por ejemplo,  a pesar de
              que la obra de Nicolás Copérnico fue in-
              cluida en el lndex librorum prohibitorum,
              la lista de los libros prohibidos de la  Igle-
              sia católica, el científico polaco afirmaba
              que se  podía conocer mejor a Dios si se
              penetraba en  la  naturaleza, por ello no   William Harvey.
              tuvo inconveniente en  apartar la  Tierra
              del centro del universo, pues toda la naturaleza era el Templo de Dios y podía
              concebirse la misma como una unidad en la diversidad.
              El  corazón: el  inicio de la  vida
              De igual forma, el  cirujano William Harvey (1578-1657), inspirado por las órbi-
              tas de los planetas de Copérnico, articuló en 1628 la  teoría de que el  cuerpo
              humano tenía  un sistema circulatorio que reflejaba  dichas órbitas, también
              bajo el  prisma de que Dios emplearía un sistema de unidad en  la  diversidad.
              Para  Harvey, pues,  el  corazón era el  inicio de la  vida,  así como el  Sol  es  el
              corazón del mundo. Por consiguiente, la  fe religiosa podría ser una fuente de
              inspiración perfectamente legítima.





                       No  obstante,  existen ciertas lagunas en la personalidad de
                   Faraday. La mayoría de biógrafos de la época quisieron ocultar
                   deliberadamente algunas de las consecuencias psicológicas del bi-
                   nomio ciencia-religión que residía en su cabeza, limitándose a afir-
                   mar que era una persona honrada, dulce y humilde sencillamente
                   por su religión. De hecho, el único análisis psicológico conocido
                   de Faraday, publicado por una revista médica estadounidense en






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