Page 41 - 21 Faraday
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lo que leía en la Biblia, pero ponía a prueba cualquier afirmación
        plasmada en cualquier otro libro, fuera quien fuese su autor. Por
        ejemplo,  Faraday era casi la única persona que  consideraba la
        importancia del espacio vacío en lo que concierne a las leyes de
        atracción y repulsión entre cargas eléctricas mantenidas a cierta
        distancia o la atracción gravitatoria de un punto a otro entre masas.
            Las ideas preconcebidas son esenciales a la hora de investigar
        un nuevo fenómeno científico. Un investigador puede disponer
        de una gran cantidad de datos a su alrededor, pero si su enfoque
        es incorrecto, si sus ideas preconcebidas son erróneas, entonces
        no conseguirá organizar convenientemente lo dispuesto. Por esa
        razón,  Faraday partía con ventaja frente a los demás investiga-
        dores instruidos académicamente -y, por tanto, limitados a una
        serie  de  ideas preconcebidas-:  no  estaba plegado  a  ninguna
        idea preconcebida que no fuera las que le transmitiera su lectura
        sandernaniana de la Biblia. Gracias a esa posición extrañamente
        privilegiada, habida cuenta de que aquellas lecturas no eran en
        realidad una fuente confiable de evidencia científica, Faraday des-
        cubrió el campo magnético que ocupaba el espacio vacío alrede-
        dor de un imán.
            Los científicos contemporáneos de Faraday no podían conce-
        bir que algo pudiera existir realmente en el espacio vacío que se-
        paraba dos objetos, lo único plausible en su concepción es que
        debía existir una fuerza que saltara de un objeto a otro. Lo que
        Newton había denominado acción a distancia. Por el contrario,
        la idea religiosa preconcebida de Faraday sobre la integridad e
        interconexión de todas las cosas le permitió plasmar este campo
        corno si estuviera compuesto de lazadas cerradas, pues las formas
        circulares de estas lazadas reflejaban mejor a Dios que las líneas
        que sencillamente se extendían de un punto a otro. La profunda
        espiritualidad de Faraday, pues, junto a su desconocimiento de las
        matemáticas de Newton, fueron la chispa inspiradora del descu-
        brimiento de la inducción magnética, el fenómeno por el cual el
        movimiento de un alambre metálico por el interior de un campo
        magnético genera electricidad en el alambre. Una chispa espiri-
        tual que hoy en día es la que nos pemlite disponer de luz eléctrica
        en nuestros hogares.






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