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obstante, fue incapaz de licuar el hidrógeno (H ), el oxígeno (0 ),
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                     el nitrógeno (N )  y el monóxido de carbono (CO).
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                         En 1845 volvió a repetir sus experimentos, y llegó a la con-
                     clusión de que una vez que se llega a determinada temperatura,
                     no es probable que ningún aumento de presión,  a  no ser que
                     fuese uno extraordinariamente grande, convierta el gas en lí-
                     quido. Aunque también valoró la posibilidad de que los gases
                     que no había podido licuar fueran permanentes, es decir, gases
                     imposibles  de licuar - hoy en día,  sin embargo,  se sabe que
                     todos los gases se pueden someter a licuefacción-. En 1869, el
                     químico irlandés Thomas Andrews (1813-1885)  descubrió que
                     el dióxido de carbono únicamente podía convertirse en líquido
                     bajo presión cuando su temperatura era inferior a 31 ºC; por en-
                     cima de esta temperatura no había una presión tal que pudiera
                     licuar el gas.
                         Todos estos experimentos hacían hincapié en las hipótesis
                     atómicas de la época. En el caso del agua, por ejemplo, se expli-
                     caba que la densidad del líquido era mayor que la densidad del gas,
                     y por tanto, al comprinür el gas, se conseguía apretar los átomos
                     unos contra otros mientras se «exprimía» el calor y, de este modo,
                     se licuaba. También se argumentaba que sería posible licuar las
                     sustancias al enfriarlas lo suficiente, dado que al calentarlas se
                     evaporaban. En el transcurso del siglo XIX y la primera mitad del
                     xx:,  finalmente, se predijo que todas las sustancias podrían solidi-
                     ficarse o,  al menos, licuarse, antes de alcanzar la temperatura de
                     - 273 ºC, la temperatura teórica más baja posible.
                         En resumen, todos los gases pueden licuarse, pero existen
                     unas detemünadas temperaturas por encima de las cuales es im-
                     posible licuar algunos de ellos, aunque sean sometidos a enormes
                     presiones. Es lo que se denomina temperatura crítica de un gas.
                     También existe una presión crítica, medida en atmósferas - una
                     atmósfera equivale a la presión que ejerce la atmósfera terrestre
                     al nivel del mar,  760 mmHg (milímetros de mercurio)- , que es
                     la presión necesaria para licuar determinado gas cuando este se
                     encuentra a su temperatura crítica.
                         Algunos  ejemplos son:  el  anhídrido  carbónico,  cuya tem-
                     peratura crítica es de 31 ºC y su presión crítica es de 73 atmósfe-






         58          LA CHISPA QUÍMICA
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