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Freud. Las clases acomodadas se arrimaban a la lumbre de un es-
plendor cultural sin precedentes, que también iluminó a la ciencia.
Dentro de la ñsica, el foco de la polémica se centraba en Ludwig
Boltzmann. Después de completar su último año en el instituto,
Schrodinger había pasado el verano contando las semanas y los días,
anhelando que llegase la inauguración del nuevo curso para atender
a sus clases. Las lecciones sobre filosofía de Boltzmann se abarrota-
ban de un público que desbordaba la sala y se derramaba hasta el
arranque de las escaleras. Sin embargo, el encuentro nunca llegaria
a materializarse. Hundido en el pozo de un humor sombrío, Boltz-
mann se quitó la vida nada más comenzar el mes de septiembre.
«En la física, ninguna sensibilidad me ha parecido más importante
que la de Boltzmann, aun a costa de Planck y Einstein.»
- ERWIN SCHRODINGER,
Aunque no llegaron a conocerse, Schrodinger se inició en la fí-
sica bajo la tutela espiritual del padre de la termodinámica moderna
Los profesores que ejercieron una mayor influencia en sus años de
formación, Fritz Hasenohrl y Franz Exner, habían sido discípulos de
Boltzmann, a los que un golpe del destino encomendaba ahora la
tarea de administrar su legado. Una herencia que se podía resumir
en un lema de batalla: «los fundamentos atómicos de la materia im-
pregnan toda la ñsica con su naturaleza estadística». En particular,
las clases del sucesor en la cátedra de Boltzmann, Fritz Hasenohrl,
fortalecieron la inclinación de Schrodinger hacia la ñsica teórica .
.
LA VICTORIA DEL DESORDEN
Las leyes de la termodinámica se establecieron de modo empírico
a lo largo del siglo xrx, mediante un proceso lento y laborioso. Un
repaso a su historia nos enfrenta a un rosario de engranajes, calde-
ras y pistones. Los títulos de los primeros clásicos de la disciplina,
como las Reflexiones sobre la potencia motriz del fuego (1824), de
22 LUZ Y MATERIA