Page 23 - 07 Schrödinger
P. 23

Sadi Carnot, o Acerca de la fuerza motriz del calor (1850), de Ru-
         dolf Clausius, transpiran el esfuerzo por sacarle el máximo rendi-
         miento industrial al calor. No en vano muchos de sus cultivadores
         fueron ingenieros, que con frecuencia abandonaban la mesa de sus
         reflexiones para solicitar una patente sobre lo que acababan de
         descubrir. Su gran legado fueron las tres leyes de la termodiná-
         mica, que extienden su jurisdicción a sistemas infinitamente más
         sofisticados que las máquinas de vapor que en primera instancia
         las inspiraron. Su labor demostró que es posible analizar sistemas
         de una gran complejidad y formular leyes sobre ellos ignorando
         por completo los detalles de su estructura interna. Para estudiar el
         comportamiento del viento o los flttjos de calor no es preciso con-
         tar con una radiografía que exponga sus componentes.
             La primitiva termodinámica se ocupaba de la materia y de sus
         propiedades, pero no se molestaba en formular preguntas incó-
         modas acerca de su constitución. A medida que se desarrollaba,
         fue  reuniendo su particular juego de herramientas, con magnitu-
         des que en ocasiones poseían un significado claro, corno el volu-
         men; en otras, resultaban más imprecisas pero intuitivas, caso de
         la temperatura y la presión; también las había que rayaban con la
         metafísica, corno el calor y la energía, hasta caer en lo manifiesta-
         mente esotérico, con la entropía. Sadi Carnot estableció su ciclo
         para optimizar el trabajo de las máquinas térmicas sin necesidad
         de hablar de moléculas o incluso guiado por la idea de que el calor
         era un fluido.
             Ludwig Boltzrnann, James Clerk Maxwell y Josiah Gibbs ilu-
         minaron esta termodinámica arcaica al someterla a una interpre-
         tación estadística. Partieron de la hipótesis atómica, considerando
         que la materia está formada por una enorme cantidad de partícu-
         las, que pueden ser átomos o moléculas, gobernadas por la mecá-
         nica de Newton, y la aplicaron con un éxito sin precedentes a los
         gases ideales, es decir, a gases cuyas moléculas no sienten prác-
         ticamente ninguna atracción eléctrica mutua. Las leyes de la pro-
         babilidad son pésimas adivinas  cuando se aplican a  números
         pequeños, pero se vuelven casi infalibles con los números gran-
         des.  La materia ofrecía una cantidad abrumadora de elementos
                                                                 3
                                           19
         con los que jugar, del orden de 2. 10 moléculas en un 1 crn de




                                                          LUZ Y MATERIA       23
   18   19   20   21   22   23   24   25   26   27   28