Page 110 - 09 Bohr
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Pero el día siempre terminaba con la victoria de Bohr sobre Ein-
                     stein, quien a pesar de todo no desfallecía en su intento de demos-
                     trar el error de Bohr y sus seguidores.
                         ¿Cuál era ese error, según Einstein? Primero hay que decir
                     que,  desde 1925 aproximadamente, el interés fundamental del fí-
                     sico alemán se centraba en unificar su teoría de la gravitación (la
                     relatividad general) con el electromagnetismo, algo que no estaba
                     totalmente relacionado con los problemas de la física cuántica.
                     Pero, al mismo tiempo, algunos de los desarrollos cuánticos reali-
                     zados entre 1924 y 1925 confirmaban una de sus antiguas predic-
                     ciones de 1905, que era la que más había tardado en ser aceptada
                     por la comunidad científica entre todas las que hizo aquel año. Se
                     trataba de la existencia de los cuantos de luz, o fotones, los cuales
                     confirmaban el comportamiento corpuscular de la luz. Los expe-
                     rimentos de Arthur H.  Compton (1892-1962) en Estados Unidos,
                     el principio de De Broglie y,  de algún modo, el mismo principio
                     de complementariedad, confirmaban la existencia de los fotones.
                        Según Einstein, el error de fondo consistía en que la interpre-
                     tación de Copenhague era intrínsecamente probabilista e indeter-
                    minista; es decir, que daba por supuesto que el mundo cuántico
                     estaba abierto y ofrecía distintas salidas a una misma situación. Al
                     abandonar conceptos como el de trayectoria y centrarse solo en
                    las condiciones iniciales de un sistema dado y los posibles estados
                    finales, la física cuántica dejaba de ser determinista, dejaba de dar
                    una única solución a los problemas.
                        Hay que entender la cuestión de la probabilidad en toda su ra-
                    dicalidad para comprender el rechazo de Einstein. Una predicción
                    meteorológica, por ejemplo, es siempre probabilista; nunca se sabe
                    con certeza qué tiempo hará exactamente. Eso se debe a nuestra
                    ignorancia, ya que no hay manera de calcular todas las variables
                    que intervienen en el tiempo. Pero esta indeterminación no es in-
                    trínseca; únicamente es producto de nuestra ignorancia y de nuestra
                    incapacidad de cálculo. En can1bio, en la mecánica cuántica, la in-
                    detem1inación es intrínseca a los problemas que se tratan, ya que el
                    sistema a estudiar varía según cómo se estudie. El ejemplo de la lin-
                    terna y el haz de luz dado en un capítulo anterior era muy claro: para
                    medir hay que intervenir y, al hacerlo, se modifica lo que se mide.






         110        DUELO DE TITANES:  EL DEBATE EINSTEIN-BOHR
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