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Feynrnan se negaba a conceder que Lagrange podía ser útil en física.
                         El resto estábamos impresionados por la elegancia y utilidad de la
                         formulación lagrangiana, pero Dick insistía con tozudez que la ver-
                         dadera física residía en identificar todas las fuerzas y resolverlas
                         apropiadamente.

                         La ironía de la vida fue que su gran contribución a la física
                     pasó por adoptar este enfoque que en sus tiempos de estudiante
                     detestó.




                     UNA REVOLUCIÓN EN  CIERNES

                     El panorama de la física iba cambiando a marchas forzadas. En la
                     primavera de 1938 la boca de los físicos se llenaba con palabras
                     como «fisión nuclear» o  «reacción en cadena». Todo el mundo
                     estaba pensando cómo exprimir el potencial energético del nú-
                     cleo atómico. El MIT decidió ofrecer a sus graduados un semina-
                     rio sobre la estructura nuclear, que impartiría Morse. Obviamente,
                     no iban a faltar ni Feynman ni W elton.  La tensión estaba en el
                     ambiente y todos sabían que en algún lado alguien estaría a punto
                     de demostrar que se podía romper el átomo. No  tardó mucho: a
                     finales de ese año los alemanes Otto Hahn y Fritz Strassmann, con
                     la inapreciable ayuda de Lise Meitner, lo consiguieron.
                         W el ton y Feynman volvían a enfrentarse a otro territorio des-
                     conocido donde no había ninguna guía. De hecho, no la hubo du-
                     rante mucho tiempo. Quien quisiera aprender algo de física nuclear
                     debería estudiar los tres monumentales artículos de Hans Bethe
                     publicados en la revista Reviews of Modern Physics y conocidos
                     como «la Biblia de Bethe». Al igual que pasara con la ecuación de
                     Klein-Gordon,  Feynman se interesaba por un tema que, pocos
                     años más tarde, iba a absorber todo su tiempo: la construcción de
                     la primera bomba de fisión nuclear. Sus profesores estaban tan
                     impresionados con ese joven que recomendaron su graduación en
                     tres años en lugar de los cuatro habituales, pero la universidad
                     denegó la petición. Durante su último año de estudiante Feynman





         40          UN NUEVO MUNDO CUÁNTICO
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