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recorre el camino en el que invierte el menor tiempo posible, igual
que ocurre con nuestro socorrista.
Ahora bien, ¿realmente todo se mueve siguiendo el principio
de tiempo mínimo? ¿También los balones de fútbol, las balas de
cañón o los asteroides? ¿O existe algo distinto al tiempo que tam-
bién se minimiza cuando alguno de esos objetos describe una tra-
yectoria determinada? El geómetra francés Pierre-Louis Moreau de
Maupertuis descubrió en 1744 una nueva y casi mágica manera
de entender el vuelo de una pelota en su camino a la canasta sin
tener que usar las leyes del movimiento de Newton. Feynman supo
de ella en el instituto, gracias a su profesor de Física, el Sr. Bader:
Un día me llamó después de la clase de física y me dijo: «Pareces
aburrido; quiero contarte algo interesante». Entonces me dijo algo
que encontré absolutamente fascinante y, desde entonces, siempre
lo encontré fascinante ... el principio de mínima acción.
Imaginemos una pelota de baloncesto viajando hacia la ca-
nasta. Con las leyes de Newton en la mano podemos calcular cuál
será su trayectoria analizando las fuerzas que entran en juego. Con
el principio de mínima acción esto no es necesario: solo hace falta
mirar la energía que tiene la pelota en cada momento. Sabemos que
por estar a una altura del suelo posee energía potencial y por mo-
verse a una velocidad determinada tiene energía cinética. Ahora
calculamos, en cada instante, la diferencia entre la energía cinética
y la potencial. Una vez hecho, sumamos el resultado que hemos
obtenido en cada punto de la trayectoria: lo que tenemos es una
cantidad que recibe el nombre de acción. Pues bien, el principio de
mínima acción asegura que la trayectoria real que seguirá la pelota
será aquella en que la acción en cualquier instante tiene siempre el
valor más pequeño posible; para cualquier otra trayect01ia que ima-
ginemos, el valor de la acción en cada instante será siempre mayor
que el de la trayectoria real. Dicho de otro modo, si la luz sigue el
camino que hace el tiempo mínimo, una piedra sigue el que hace
que los valores de las energías cinética y potencial sean lo más pa-
recidos posibles. Maupertuis, con su vena :filosófica, lo expresó más
poéticamente: «la naturaleza es económica en todas sus acciones».
38 UN NUEVO MUNDO CUÁNTICO