Page 116 - 27 Leibniz
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A principios de los ochenta intentó conseguir una copia de la
                     olla a presión con válvula de seguridad, que había inventado Denis
                     Papin (1647-1717) y que permitía aprovechar los huesos para ela-
                     borar comida. Papin era físico e inventor, y había tenido que emi-
                     grar a Inglaterra y Alemania por problemas religiosos. Aparte de su
                     marmita o digestor, como la llamaba, inventó un submarino, una
                     catapulta y una máquina para elevar agua con aplicación en moli-
                     nos o fuentes. El invento de la olla a presión inspiró a Leibniz para
                     escribir una obra satírica, en la que unos perros defienden su dere-
                     cho a los huesos, amenazado por la utilización de la olla a presión .
                        .  Durante 1696 y 1697, su p1incipal tarea diplomática consistió
                     en obtener para el duque de forma permanente el obispado de
                     Osnabrück, que ya llevaba personalmente el duque Ernesto. Este
                     obispado tenía la característica de que era gobernado de forma
                     alterna por un obispo católico y un conde protestante tras la Paz
                     de W estfalia.





                     CUESTIONES RELIGIOSAS

                     Leibniz recibió en su vida muchos cargos de in1portancia. Espe-
                     cialmente fue consejero de grandes personalidades.  Pero hubo
                     otros puestos que se le ofrecieron, dentro de actividades que le
                     eran muy gratas, y que no aceptó por no abandonar sus creencias.
                     Por ejemplo, se le ofreció un cargo en la Biblioteca Vaticana, pero
                     como requisito debía convertirse al catolicismo y no lo aceptó.
                     Igual le pasó en 1698, cuando le ofrecieron ser bibliotecario en
                     París. A través de su amigo el landgrave Ernesto recibió la oferta
                     de ser canciller de la diócesis de Hildesheim,  ciudad de la Baja
                     Sajonia, pero la rechazó debido a sus ocupaciones y a su religión.
                         Muchos de los personajes con quienes tuvo contacto intenta-
                     ron convertirlo al catolicismo, especialmente el landgrave Ernesto
                     de Hessen-Rheinfels, pero Leibniz siempre se negó. Pensaba que la
                     Iglesia era irrefutable en cuestiones de fe, pero que existían multi-
                     tud de temas científicos y filosóficos que no contradecían ni las Sa-
                     gradas Escrituras ni ningún concilio ecuménico, y que, sin embargo,





          116        CÓDIGOS ANTIGUOS Y MODERNOS
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