Page 134 - 04 Max Planck
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dad. El primero de ellos apareció en junio y llevaba por título
«Sobre la electrodinámica de cuerpos en movimiento». El se-
gundo artículo era un opúsculo de no más de dos páginas titulado
«¿Depende la inercia de un cuerpo de su contenido de energía?»
y en él se deducía la famosa ecuación E = mc2. Ambos iban firma-
dos por Albert Einstein.
Según el relato de la hermana de Einstein, Maja, este estaba
muy impaciente por conocer las reacciones a su artículo, pero en
los números inmediatamente siguientes al de su publicación no
apareció ni un solo comentario, ni siquiera crítico. Un poco más
tarde Einstein recibió una carta de Berlín. La remitía Max Planck,
y en ella le pedía la clarificación de algunos puntos de su artículo.
La carta llenó de júbilo a Einstein. No solo era un indicio de que
su artículo no había pasado inadvertido, sino que venía firmada
por uno de los más grandes físicos del momento.
El encuentro de ambos en el otoño de 1905 en el coloquio de
física de la Universidad de Berlín marcó el inicio de una larga
amistad. En Berlín tuvieron ocasión de discutir en profundidad el
trabajo de Einstein y sus implicaciones. Como uno de los postula-
dos de la nueva teoría era el principio de relatividad, que sostiene
que las leyes de la física son las mismas para dos observadores en
movimiento relativo, Planck empezó a usar el término Relativ-
theorie (teoría relativa) para referirse a ella. En el turno de pre-
guntas de una conferencia pronunciada por Planck surgió el
nombre Relativitatstheorie (teoría de la relatividad). Paul Ehren-
fest utilizó este nombre en un artículo en 1907 y Einstein lo adoptó
esporádicamente a partir de ahí. El término terminaría consoli-
dándose. Es muy revelador constatar que Planck estuvo en el ori-
gen de los dos términos más importantes de la física del siglo xx:
la relatividad y el cuanto.
El interés de Planck por la relatividad lo ubicó él mismo en su
proyecto científico y personal de «la búsqueda de lo absoluto».
Así, en su autobiografía científica podemos leer:
En el primer párrafo de esta breve autobiografía, recalqué que siem-
pre he contemplado la búsqueda de lo absoluto como la más noble
y valiosa tarea de la ciencia. El lector quizá considere esto contra-
134 CONSTANTES UNIVERSALES CONTRA LA INCERTIDUMBRE