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EL fMPETUS Y LA CAÍDA DE LOS CUERPOS
Según una teoría planteada por el filósofo francés Jean Buridan (ca. 1300-
1358), los objetos no se mueven a causa del medio (como pensaba Aristóteles),
sino que el origen hay que buscarlo en una fuerza capaz de imprimirse en el
objeto llamada ímpetus. Se trata, por otro lado, de una idea muy intuitiva.
Giambattista Benedetti (1530-1590) era un físico de la Universidad de Padua
que defendía la teoría del ímpetus. Este profesor planteó el siguiente experi-
mento mental: se tira una piedra en el interior de un pozo que atraviesa toda
la Tierra hasta alcanzar su centro. Según Aristóteles, la piedra, al llegar al
centro del planeta, se detendrá porque habrá llegado al lugar natural. Bene-
detti, por el contrario, consideraba que la piedra oscilaría alrededor del centro
hasta que el ímpetus se agotara y finalmente el objeto se detendría.
miento con el medio. Partiendo de ella dividían el movimiento de
un proyectil en tres partes: en primer lugar llevaría un movimiento
rectilíneo, caracterizado por la fuerza que se imprinúría al objeto;
cuando la fuerza ya se fuera acabando, se equilibraría el ímpetus
con la gravedad, dando lugar a una trayectoria semicircular; por
último, el proyectil caería verticalmente en la tercera parte del
movimiento.
La aproximación de Galileo fue sumamente ingeniosa y su-
peró las concepciones del ímpetus. Pensó el siguiente experi-
mento: se toma una esfera que se mueve por una superficie plana
a velocidad uniforme. Al alcanzar el borde de la superficie, a partir
de ese momento su movimiento tendría que tener dos componen-
tes claramente distinguibles. Por un lado, la componente horizon-
tal, que seguiría siendo un movimiento uniforme, de modo que
recorrería espacios iguales en tiempos iguales (lo que se seguiría
al aplicar el principio de inercia: sería un movimiento con una
resistencia despreciable). Por otro, la componente vertical, cuyo
movimiento sería uniformemente acelerado, de modo que las dis-
tancias serían proporcionales a los cuadrados del tiempo, tal
como ya había descubierto. La combinación de ambos movimien-
tos da lugar a una trayectoria parabólica.
114 EL NACIMIENTO DE LA FÍSICA MODERNA