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Por la ciencia, Galileo acabó enfrentándose a la Iglesia y fue juz-
gado finalmente por la Inquisición. Cuando en la actualidad se
evoca al conflicto entre ciencia y fe, uno de los capítulos principa-
les lo ocupa Galileo y la Inquisición. Galileo chocó con ella en dos
ocasiones. En un primer momento solo fue amonestado y adver-
tido; posteriormente fue condenado. Su principal crimen fue cues-
tionar que la teología pudiera describir el mundo: ese era el
espacio de la ciencia, y era la principal reivindicación de Galileo.
Otro de los crímenes que la Iglesia no le perdonó fue que defen-
diera una concepción realista del copernicanismo. Es decir, Gali-
leo no solo estaba convencido de la superioridad instrumental de
la concepción heliocéntrica, sino que además argumentaba que si
servía mejor a los cálculos era porque se trataba de una descrip-
ción real de los hechos.
Para Galileo, el geocentrismo y el heliocentrismo eran concep-
ciones rivales, y los hechos debían ser los únicos jueces que inter-
vinieran para hacer decantar la balanza La Iglesia, por el contrario,
basaba sus certezas en el libro sagrado, no en el libro de la natura-
leza. Como trasfondo a este debate, Galileo estaba poniendo en
entredicho que la Biblia pudiera seguir tomándose como una refe-
rencia para describir el mundo. Sin cuestionar la verdad revelada,
Galileo tenía muy claro que había llegado el momento de dar p9r
concluido el monopolio teológico de la descripción del mundo.
GALILEO Y LA INQUISICIÓN 119