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modelos para uso civil, que llevaron por nombre una sola letra (A,
      B,  C,  D). Aunque en un principio fue concebida para cifrar tran-
      sacciones comerciales, el gran negocio vendría con la guerra. En
      España se comercializó el modelo D, más tarde utilizado durante
      la Guerra· Civil española. Sin embargo, el mejor cliente fue Ale-
      mania, que encargó el desarrollo del modelo G para su Ejército:
      el modelo Funkschlüssel o M para la Marina y el modelo Wehr-
      macht o I,  uno de los más populares, que será precisamente el
      que elegiremos como referencia para explicar su funcionamiento.
      En 1942 los U-Boot adoptaron también su propio modelo. Como
      dato anecdótico cabe decir que el 40% de las máquinas Enigma
      se fabricaron durante la Segunda Guerra Mundial. De hecho, para
      los alemanes fue una máquina tan vital, que Hitler ordenó que su
      fabricación formase parte del programa de armamento del Go-
      bierno del III Reich.





      LA  MÁQUINA DIABÓLICA. lCÓMO FUNCIONABA
      ENIGMA?


      Aunque su aspecto y facilidad de manejo recordaban al de una
      máquina de escribir, Enigma escondía una complejidad sin prece-
      dentes. Su funcionamiento era el resultado del uso de componen-
      tes mecánicos y eléctricos. Un teclado y un conjunto de discos o
      tambores, denominados rotores, representaban la parte mecánica
      de la máquina. Cada rotor tenía representado el alfabeto de veinti-
      séis letras, desde la A hasta la Z. Cuando un operador pulsaba una
      tecla, se producía el giro de un rotor, a continuación del siguiente
      y después de uno tras otro de los rotores vecinos, paso a paso, y
      de manera ordenada de derecha a izquierda. Esta orquestación
      en el giro era controlada por una hendidura en los rotores, la cual
      conseguía, mediante este giro acompasado de los rotores, que una
      misma letra, por ejemplo la A, no fuera codificada siempre por el
      mismo carácter. Los rotores estaban diseñados de tal forma que
      cada una de sus dos caras disponía de contactos que formaban un
      circuito eléctrico con los contactos del rotor vecino. En el interior






                               MÁQUINAS CONTRA CÓDIGOS. TURING CRIPTÓGRAFO   57
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