Page 8 - 26 Fermi
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En las siguientes páginas se desvelará el enorme calado del
trabajo de Fermi, que va mucho más allá de la pila atómica o
del Proyecto Manhattan, dado que la vida de Fermi, apasionante
en sí misma, simboliza el tránsito humano del desconocimiento
de la estructura del mundo cuántico al tamizado de las partículas
elementales que conforman la materia. La prolífica labor de Ferrni
fue esencial para la comprensión de las fuerzas nucleares, y para
entender-hasta controlar- la tremenda energía que alberga el
átomo. Y eso que, como sucedió con tantos otros pioneros de la
investigación en física de radiaciones, un cáncer acabó con su
vida cuando tenía apenas cincuenta y tres años.
Ferrni fue además un gran maestro. Compaginó su tarea in-
vestigadora con la pedagógica como pocos científicos de primera
línea han sabido hacer. Formó a futuros premios Nobel, como
Emilio Segre, Jack Steinberger o Owen Chamberlain, que pasaban
enseguida de alumnos a estrechos colaboradores. Con el físico
italoamericano Segre entabló, corno veremos, una profunda amis-
tad ya desde su época en Roma, cuando ambos formaron parte de
los ragazzi de la Via Panispema, el grupo de físicos que, capita-
neados por Ferrni, desarrolló la física nuclear italiana. Escribió
también manuales de diversos campos de la física, corno la ter-
modinámica, la física atómica o la cuántica. Partía de las notas de
aquellas materias de las que impartía clase y su pasión era tal que
deseaba transmitirla a los demás, inocular el virus de la curiosidad
intelectual.
Por otra parte, no era habitual en su época ahondar en la in-
vestigación de las aplicaciones tecnológicas a la vez que se desa-
rrollaban los fundamentos teóricos de una disciplina. Sin embargo,
la transferencia de tecnología, tal y como la entendemos hoy en
día, formó parte de los objetivos y el trabajo de Ferrni, que llegó
incluso a encabezar varias patentes, como las relacionadas con
los reactores neutrónicos o la obtención de material radiactivo.
En definitiva, Fermi se adelantó notablemente a su tiempo,
pues aunó a su genialidad intelectual una mentalidad extremada-
mente abierta, y siempre supo rodearse de buenos colaboradores
y discípulos aplicados, propiciando así la imprescindible coope-
ración sin la cual no se entendería la ciencia moderna. Por tanto,
8 INTRODUCCIÓN