Page 69 - 15 Arquimedes
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literatura griega antigua Lo interesante en este punto es que Arquí-
medes rechaza la idea de que el Sol esté en el centro, no por moti-
vos de imposibilidad de una Tierra en movimiento, como ocurriria
más adelante, sino por la incoherencia detectada en una frase:
[ ... ] [Aristarco de Samos] supone que los astros fijos y el Sol perma-
necen inmóviles, y que la Tierra se desplaza según una circunferen-
cia de círculo en torno al Sol, el cual está situado en el centro de su
curso, y que la esfera de los astros fijos, situada en torno al mismo
centro que el Sol, es de un tamaño tal que el círculo según el cual
supone que se desplaza la Tierra guarda con la distancia de los astros
fijos una razón como la que guarda el centro de la esfera con su su-
perficie. Es más que evidente que esto es imposible: puesto que el
centro de la esfera no tiene ningún tamaño tampoco cabe aceptar
que guarde ninguna razón con la superficie de la esfera.
A pesar de que Arquímedes advierte con acierto la incoheren-
cia de comparar un punto con una superficie, incurre en un argu-
mento ad logicam, es decir, en una falacia, puesto que el hecho de
que la frase sea incorrecta no significa que el argumento de Aris-
tarco sea erróneo. En cualquier caso, pone a Gelón en aviso de que
los números a los que dará nombre incluso exceden el número de
granos de arena que cabrían en el mundo entero. A continuación
supone un perímetro terrestre de 300 miríadas de estadio y re-
cuerda que el diámetro de la Tierra es mayor que el de la Luna pero
menor que el del Sol. Una miríada equivale al número 10000. Sin
embargo, la equivalencia del estadio con las unidades del Sistema
Internacional plantea un problema: en la Antigüedad variaba de
unos lugares a otros. En cualquier caso, aquí no importa la preci-
sión en las medidas de la Tierra, solo el uso de los números que
indican cantidades grandes. Seguidamente especula acerca de las
proporciones de los diámetros del Sol, la Tierra y la Luna. Es en
ese punto cuando habla de su padre:
Después de esto, que el diámetro del Sol es treinta veces mayor que
el diámetro de la Luna y no más, aunque entre los astrónomos ante-
riores Eudoxo lúzo ver que era nueve veces mayor; Fidias, mi padre,
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