Page 10 - Farewell
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Neraf Melp
fácil con su rectitud y le voy a decir aquí de frente, por si un
chismoso va a contar pendejadas, usted en todos estos años,
jamás me ha hecho sentir un orgasmo, nunca he sentido nada y
cuando he empezado a sentir, usted lo mata porque lo sabe todo
o no sabe nada; sabe lo que es nada de nada, pero no le he sido
infiel.
Lo soltó como un balazo, no hubo ira, ni aspavientos, el hombre
se quedó mudo se llevó las manos callosas a la cara en un gesto
de inmenso dolor y se derrumbó sobre el tronco. Se apretaba las
sienes, lloraba sin vergüenza ni pudor, las lágrimas irrigaban las
secas y curtidas mejillas, la barbilla era un diminuto salto de agua
hacia el polvoriento suelo. Parecía un fardo encorvado, patético.
Aunque lo sospechaba, no estaba preparado, se hacía un lío con
los recuerdos, era un pan duro de roer porque conversaron tiempo
atrás, tanto que dolía recordarlo, porque a pesar de la educación
recibida, que más que educar prohibía, se juraron no esconderse
cosas íntimas sobre sexo y la mutua satisfacción.
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