Page 6 - De la luz a las tinieblas
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infatigable en su labor, evitando que el fragor de los  relám-
          pagos hiciese mella en el rebaño.
              Cada cierto tiempo el can se acercaba a su dueño, que

          dormitaba sobre un rudimentario lecho de hierba seca. Con
          ligeros empellones,usando su hocico, conseguía que el mu-
          chacho  se moviese. Si no lograba su objetivo, insistía  mor-
          diendo la harapienta cobija. Tirando de ella y obligando  a
          su perezoso amo a despertarse.
              Como si le reprochase su pasividad, daba unos  suaves la-
          dridos antes de retomar su faena con los borregos.
              En cuanto se alejaba el can, el pastor cerraba nuevamente
          los ojos y continuaba con su intermitente siesta, no sin antes
          maldecir  entre  dientes  al  animal  por  sus  continuas  e
          inoportunas visitas.
              En su letargo, el joven no reparó en un extraño suceso

          que se fue manifestando lentamente. Los suaves rayos que se
          filtraban  entre  la  espesura  de  la  copa arbórea,  perdían
          progresivamente  su  brillo,  y  las  sombras  que  proyectaban
          sobre la hierba se disipaban lenta, pero inexorablemente.
              Seter comenzó a ponerse nervioso. Sus ladridos, mucho
          más sonoros, despabilaron definitivamente al muchacho, que
          le recriminó el empeño en interrumpir su  descanso.
              Sin embargo, pronto se percató de la razón que inquietaba
          a su mascota.
              La intensa  luz de  media tarde se  fue  tornando tenue y
          grisácea. Al mismo tiempo, una fría y desapacible escarcha

          se cernió sobre él y sus animales. Pronto, todo el valle se vio
          cubierto por unas frías y pequeñas gotas de rocío. El blanco




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