Page 9 - De la luz a las tinieblas
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La casi total oscuridad y los numerosos obstáculos
naturales que debía superar a cada paso incrementaban el
riesgo de romperse un tobillo o sufrir una trágica caída. En
tal situación, solo y lejos de cualquier ser humano, un
pequeño accidente podía resultar fatal.
A pesar de todo, extremando las precauciones decidió
seguir adelante. Ya no alcanzaba a ver al animal, pero sabía
que solo podría haber tomado aquel derrotero, y estaba
decidido a recuperarlo.
Avanzó meticulosamente. A pesar de su decidida
elección, tenía miedo. Un miedo intangible y desconocido.
¡Tenía miedo a la nada!
Inesperadamente, hasta la niebla desapareció. Todo su
entorno pasó a formar parte de un vacío estremecedor. Te-
nía la sensación de que volver atrás era ya imposible. Se en-
contraba solo y estaba aterrado.
Mientras tanto, en el prado, Seter se revolvía inquieto sin
dejar de mirar hacia el sendero.
Llevaba un buen rato sin ver a su amo y su instinto lo
inducía a correr en su busca. Pero su fidelidad para con el
rebaño aplacaba sus impulsos afectivos. Ladraba sin cesar,
mas no se separaba de las reses. Por momentos, emitía
sonoros aullidos, como si también él fuese presa del intenso
miedo que estaba experimentado su dueño.
Ya no existía el horizonte. Las lejanas luces, que poco
antes resplandecían al pie de la ladera contigua indicando la
presencia de la aldea que se extendía a lo largo del estrecho
río, también habían desaparecido. Ya no quedaba nada de la
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