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José Manuel Bermúdez Siaba
Naufragios en A Creba
El 21 de noviembre de 1533, varios barcos de Muros y Noia estaban pescando
sardinas en la ría, cerca de la isla de A Creba. Era un viernes por la mañana tem-
prano cuando se levantó una fuerte tormenta de viento, acompañada de fuertes
lluvias y granizo. Dado que la mayoría de los botes tenían los aparejos largados
no querían regresar a tierra sin recoger las redes, por lo que no tuvieron oportu-
nidad de evitar la tragedia que se cernió sobre ellos.
Aunque algunos pudieron llegar a puerto, fueron muchos los que se vieron
envueltos por las olas y el viento. De modo que, cinco de ellos, cuando ya habían
puesto rumbo al puerto de Muros naufragaron. Cuatro se hundieron al inundarse
sus bodegas y el otro fue empujado por el viento contra las rocas de la isla que-
dando totalmente destrozado por los golpes de mar. Trece marineros murieron;
otros pudieron llegar a la orilla nadando o aferrándose a los restos de sus despe-
dazadas embarcaciones. De los trece muertos, 12 eran de Muros y uno de Noia.
Algunas naves de Noia lograron acercarse a la costa abandonando sus los
aparejos, y sus tripulantes consiguieron salvar sus vidas antes de que los barcos
naufragasen. Otros, que habían puesto rumbo al puerto de la villa noiesa con los
depósitos cargados de sardinas, lograron arribar al destino con sus cargas; pero
de nada les valió el riesgo, ya que estas fueron completamente inútiles debido al
agua que había inundado sus depósitos.
Naufragio del Lissabón
El 30 de octubre de 1900, a seis millas del Cabo Finisterre, en los bajos de
Meixidos, se hallaba encallado, sin posibilidad de maniobrar por haber perdido
una hélice al tocar en el fondo de los bajos, el vapor Lissabón, un buque de ban-
dera alemana construido en el 1892, y con un desplazamiento de 950 toneladas,
se dirigía a Muros proveniente de Bristol para cargar sardina salada con destino
a Génova. Desde Muros se cursó un telegrama a la compañía alemana Rob M.
Sloman avisándole de los problemas que tenía el barco y de su posición. Nada
más recibir la noticia en Vigo, donde la empresa tenía oficinas, partieron hacia
zona los vapores de pesca, el Prim y el Valentina, ambos con base en Bouzas,
con el encargo de remolcar al Lissabón hasta el puerto de Muros. Los dos va-
pores consiguieron dar remolque al buque y llevarlo hasta el muelle de la Villa,
donde fue parcialmente arreglado para, con la ayuda de los dos remolques, poder
volver a Vigo y ser reparado totalmente.
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