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José Manuel Bermúdez Siaba
El Larache, un vapor de los conocidos como «Lanzadera», porque solían
hacer la ruta de enlace de los puertos donde arribaban los grandes correos que
viajaban a América con los demás puertos de la península, pertenecía la Com-
pañía Trasatlántica Española, Era un barco de 80 metros de eslora y 7 de manga
que había sido construido en 1872. En su botadura fue bautizado con el nombre
de José Baró. Disponía de 22 literas de primera clase, 10 de segunda y 310 de
tercera.
Nunca se llegó a conocer la razón por la lana cual el Larache llegó a desviarse
tanto de su rumbo como para llegar a batir en las piedras, teniendo en cuenta la
experiencia del capitán y el gran conocimiento de la costa que tenía el practico
que iba a bordo. El naufragio del Larache seguirá siendo uno de los tantos mis-
terios sumergidos para siempre en la Costa da Morte.
Desde la Comandancia de marina y desde la compañía armadora del barco se
enviaron sendas notas de agradecimiento a los muradanos por su comportamien-
to en ese naufragio. Una vez más, el pueblo de Muros había mostrado al país su
solidaridad con las víctimas de una tragedia, al igual que ya había hecho en el
naufragio del Cardenal Cisneros.
Naufragio de «El Goday»
El 30 de noviembre de 1910 naufragaba en la bocana de la ría el balandro co-
nocido como «El Goday»; procedente de Vigo con destino al puerto de Muros,
donde debería haber atracado el día 29. Casi al final de su travesía fue sorprendi-
do por un gran temporal de lluvia y fuertes vientos. Durante interminables horas
estuvo su tripulación peleando contra el mal tiempo, intentando a toda costa al-
canzar la ría; donde podrían ponerse definitivamente a salvo. Después de luchar
durante toda la noche con el viento y las grandes olas consiguieron llegar a las
cercanías de Monte Louro; sobre las ocho de la mañana.
Creyéndose ya a salvo, giraron con rumbo nordeste para dirigirse al puerto de
Muros. La desgracia quiso que una ráfaga de viento hiciese volcar la embarca-
ción cuando ya estaban entrando en la ría. Muchos vecinos de Louro acudieron
a la playa de San Francisco para intentar ayudar en el rescate de los náufragos,
pero la fuerza del viento y el oleaje les impidió echar al agua los botes de peque-
ñas dimensiones que se encontraban varados en el arenal. Aquella gente no pudo
más que observar con impotencia como los marineros del balandro intentaban
ganar la orilla nadando. De los cinco tripulantes del «El Goday», tan solo cuatro
consiguieron llegar a tierra. Un marinero, vecino de Muros y llamado Luciano
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