Page 12 - Diagnóstico Cultura - CORCUMVI
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Otros consideran que reconocer la cadena de valor de los procesos culturales sirve
para medir el aporte de la cultura al PIB y en ese sentido ayuda a conseguir más
“inversionistas” para el sector.
Nuevamente, consideramos que los lados del debate no son excluyentes sino
complementarios. Hay procesos de la cultura que requieren una asistencia especial
de salvaguarda y otros procesos que pueden llegar a ser sostenibles dentro del libre
mercado, lo urgente es no llevar las expresiones ancestrales a las dinámicas del
mercado y el emprendedurismo.
Reconocemos que no es fácil una delimitación conceptual de la cultura pues cualquiera
de estos énfasis responde a unos intereses estéticos, políticos y simbólicos. Hasta
aquí hemos caracterizado algunas nociones de cultura que se evidencian en la
participación de los agentes culturales en la elaboración del Diagnóstico Cultura
Municipal de Villavicencio.
Este diálogo permitió reconocer posiciones distantes pero legítimas. Es tan válido que
folcloristas promuevan políticas para “recuperen las identidades perdidas”, como es
válido que las comunidades de diversidad sexual busquen políticas que reconozcan
su existencia y participación en los diferentes procesos culturales.
Esta diversidad en las nociones cultura en Villavicencio demuestran que la cultura en
la ciudad es un flujo en permanente transformación y enriquecimiento, que viene
entroncada en los ancestros y le apunta a construir un futuro, así llegamos a una
noción de cultura propuesta por el filósofo Sergio de Zubiría: “La cultura es la síntesis
entre lo vivido lo soñado y lo posible”.
CONTEXTUALIZACIÓN DEL MUNICIPIO DE VILLAVICENCIO
Breve paneo histórico de la ciudad
El territorio que en la actualidad ocupa Villavicencio, tanto en su parte urbana como
rural, según investigaciones etnográficas y arqueológicas, estuvo poblado por el
pueblo Guayupe. Fray Pedro de Aguado, cronista del siglo XVI, documentó que los
Guayupe, los Operigua y los Saes habitaban en inmediaciones del río Ariari, en el
piedemonte y las tierras bajas no inundables. Durante este mismo siglo, varias
expediciones de europeos, en busca del Dorado y otras supuestas riquezas, arrasaron
con estos pueblos originarios, desplazándolos o exterminándolos. Es así, que por un
largo periodo de tiempo esta región se convirtió en una tierra de nadie, hasta la
fundación de San Juan de los Llanos, en 1556, con un fin de extractivismo minero.
(Torres y otros, 2013; Gómez, 1998; Gómez y Cavelier, n. d.; Romero, 2009/14?).
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