Page 20 - cuentoflip
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—Kira, ahora busca la quinta fila, cuenta. Una, dos, tres, cuatro y
cinco —le iba contando Jairo en voz alta mientras la niña iba se-
ñalando con el dedo.
Jairo presionó con el pie la baldosa que le había indicado Kira y
sonó un clic que ya conocían del zaguán. De nuevo una baldosa se
desplazó y los niños se agacharon rápidamente para retirarla y ver
qué había dentro.
—¡Bingo! —gritaron al mismo tiempo.
Se miraron los dos y asintieron afirmativamente con sus cabezas.
Los rostros de los dos amigos reflejaban la emoción del momento
y sus ojos, brillantes, no podían esperar para ver qué había guar-
dado Ainara en ese receptáculo secreto. Contuvieron la respira-
ción y levantaron con mucho cuidado la baldosa y la dejaron a un
lado. Kira metió la mano y exploró a tientas con sus finos dedos ya
que esta cápsula era mayor que la anterior y solo se podía observar
el espacio que había dejado la baldosa.
—¡He tocado algo! —dijo Kira con la emoción contenida—. Pare-
ce un objeto envuelto con una tela muy suave.
Kira pudo alcanzar el objeto y con mucho cuidado lo sacó del es-
condite. Los niños contemplaron un bulto envuelto en un precio-
so y delicado pañuelo de seda, que seguramente perteneciera a la
señora Ainara.
—Toma, Jairo. Ábrelo tú, que es un poco pesado —le engañó Kira
para cederle el protagonismo a su amigo.
Jairo fue retirando la delicada tela y ante sus ojos apareció una
preciosa y virtuosa estrella de orfebrería fina. Parecía realizada en
plata y oro con cristales verdes y azules como describía la guir-
nalda.
—¡La estrella de Navidad! —exclamaron los dos niños al unísono.
Kira quedó eclipsada contemplando la bonita y gran estrella y ob-
servó al momento que tenía una leyenda grabada: “Soy la Luz que
os guiará”.
Los dos se quedaron extrañados con el mensaje y Jairo le dio a Kira
la estrella para que la observara con más detenimiento.
—Voy a avisar a Rocío para que venga a verla. Tu padre nos dijo
que le informáramos de todo lo que nos encontrásemos.
La restauradora llegó al salón y los niños le contaron con un entu-
siasmo desmedido todo lo que habían descubierto y le enseñaron
el precioso tesoro que acababan de encontrar.