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CINCO

Rocío seguía con la restauración de las pinturas del Zaguán, ex-
horta, reintegrando la falta de pintura con un detallista rigatino,
técnica que utilizaba para diferenciar las partes originales y las
partes restauradas de la obra. Habían pasado algunos días y ya
estaba cerca la Navidad. Los niños habían realizado varias incur-
siones más por la casa sin que tuvieran la fortuna del zaguán y
del salón. Estaban un poco desanimados por la ausencia de nuevos
hallazgos.
Buscaron en las salas bajas, dos habitaciones hermanas que es-
taban en la planta baja, a las que se accedía por el patio. Tenían
unas bonitas alfombras hidráulicas. Una de ellas, la más vistosa,
en tonos azules con motivos florales encerrados en una forma lo-
bular, casi circular. La unión de cuatro de ellas creaba un contra
espacio que complicaba la red modular que formaba el suelo. La
otra estaba decorada con un suelo de estilo floral y geométrico con
fondo blanco y dibujos en amarillo, rojo y azul, que le dotaba de
más alegría, frente a la elegancia representada en el suelo azul de
la habitación contigua.
Ahí buscaron lo que el plano calificaba como alcobas, que eran los
dormitorios, todos ellos ricamente ornamentados con suelos hi-
dráulicos con distintos motivos. Recorrían palmo a palmo todos
los suelos buscando un resorte que activara el clip. Incluso lleva-
ban a Bruno a ver si tenía suerte y encontraba algo interesante que
pasara desapercibido para el ojo humano. Pero Bruno decidió re-
costarse cómodamente en el suelo y se limitaba a observar como
iban de un lado a otro sin éxito.