Page 178 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA

Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma

4. Etapa de la depresión «Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?» «Voy a

morir, ¿qué sentido tiene?» «Extraño a mi esposo, ¿por qué seguir?»

5. Etapa de la aceptación «Esto tiene que pasar, no hay solución, no

puedo regresar en el pasado, no puedo luchar contra la realidad, debería

prepararme para esto».

Fueron momentos difíciles, pero eso no me detuvo, seguí adelante por mis

hijos a ellos nunca les falto nada, no tenían lujos, pero si una vida estable con

comida y ropa. Tuvieron que pasar 4 años para recordar a mi TEO pero ahora sin

dolor, mis pequeños hijos que ya no eran tan pequeños y yo prometimos nunca

separarnos estemos en las circunstancias que estemos. Pasaron los años y mis

hijos salieron de casa, me quedé sola y triste, pero me alegraba que mis pequeños

ya tuvieran sus propias familias y tuvieran hijos que eran mis nietos, me emocioné

mucho, cuando supe que ya era abuela, pero hasta ahora no los he podido

conocer.

Me ponía contenta porque pensaba que ya éramos más, que la familia

estaba creciendo, pues claro yo me incluía como familia, pero no fue como lo

esperaba me dejaron de lado.

-Siempre me pregunto. - ¿dónde quedó la promesa que nos hicimos?

Desde que empezó la cuarentena no he recibido ninguna llamada de parte de

ellos, yo los llamaba, pero ahora ya no tengo ni para recargarme el celular, no

puedo escuchar sus voces y eso me agobia, no pido nada más que ver a mis hijos

y conocer a mis nietos, cada noche sueño con que ellos llegan sonriendo y los

abrazo y lleno de besos a mis pequeños.

Fiorella: (Intervine y le dije) A mí me encantaría ser tu nieta, aunque sea

de cariño y compartir con usted, ya que yo nunca sentí el cariño de mis abuelitos

porque ellos fallecieron, además usted es una abuelita que todos quisieron tener

muy atenta, buena, alegre además hace unas exquisitas galletas.

Mi celular empezó a sonar, era mi papá me estaba preguntando qué a qué

hora iba a casa que ya iba a empezar el Toque de queda. Y las dos riéndonos nos
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