Page 217 - UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ICA
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Docente: Nathia Erika Castro Vilcapuma
CAPITULO VI
Cortando mis alas
M
uy bien señorita sea usted bienvenida a su “nuevo hogar” me lo
decían en son de sorna y yo solo sentía como mi rostro se
empapaba de lágrimas y emanaba una tristeza cual muerte de lo
más amado cubría todo mi ser.
La primera semana estuve en otro ambiente donde llegaban las primerizas,
hasta que el personal designara mi pabellón correspondiente. Esos días no
probaba bocado alguno solo deseaba morirme por la infame vida que me tocó
vivir, se me juntaron todos mis “demonios habidos y por haber” ¿Por qué Dios
permitió que naciera? Si Él sabía que destino me iba a esperar en esta tierra,
donde nadie me iba a AMAR, si solo iba a vivir como una “basófia” (era así como
mi padre me decía cuando niña). Llegó la semana dos tenía que pasar finalmente
a convivir con todas las reclusas que albergaba el centro penitenciario.
Al entrar por sus salas podía ver todo tipo de mujeres de diferentes
nacionalidades, muchas de ellas inmersas en sus propios mundos, otras que me
observan como si fuera un bicho raro más ninguna reaccionó de mala manera
como yo tanto había temido.
Al sentirme tan desencajada en aquel lugar y con mi alma destrozada al
saber que pasaría tantos años de mi vida privada de mi libertad física porque ya
muchas veces atrás la estuve privada de la espiritual, entré a mi espacio y solo
atiné a acurrucarme en esa cama tan incómoda de 1/plaza y qué sumado a eso,
se sentía el intenso frio que cubría todo el ambiente y hacía sentir aún más la
dimensión de nuestras culpas.
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