Page 104 - El toque de Midas
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me costó muchísimo no vengarme de él al estilo de la infantería. Si viste la película Cuestión de
  honor (A Few Good Men), en la que actúan Jack Nicholson y Tom Cruise, te puedes dar una idea del
  código  de  honor  de  los  infantes  de  Marina.  No  vengarme  de  Stanley  fue  un  gran  paso  en  mi

  crecimiento.
        La  capacidad  de  ponerme  por  encima  de  las  situaciones  y  ser  mejor  persona  a  pesar  de  la
  traición, ha sido fundamental para mi desarrollo personal. También me atrevería a decir que ha sido
  un elemento clave de mi éxito. Aunque todavía puedo sentir dolor y deseos de venganza con la misma

  intensidad  experimentada  cuando  estaba  en  la  Infantería,  ahora  trato  de  enfocar  esa  intensidad  en
  hechos y acciones positivos y benéficos a largo plazo.
        Creo que el dicho que reza: “Ojo por ojo, y el mundo acabará ciego”, es muy cierto. En lugar de
  sacarle un ojo a la otra persona, como haría el infante de Marina que hay en mí, prefiero apegarme a

  otro dicho que conozco: “La mejor venganza es el éxito”. Yo he tratado de utilizar a mis socios
  malos como leños para avivar el fuego de mis triunfos.
        Hoy en día, buena parte de mi éxito la atribuyo a mis socios malos porque me enseñaron a ser
  mejor empresario. Sin embargo, todavía tengo mucho que aprender.



  Lecciones aprendidas de mis relaciones con otros

  A continuación narraré algunas lecciones muy rudas que aprendí al recorrer este camino lleno de
  baches. Involucran socios, gente y relaciones personales.


        1. No puedes hacer un buen negocio con un mal socio.
        Repite esta frase porque vale la pena hacerlo. Cada vez que conozco algún negocio, matrimonio

        o grupo que tiene problemas financieros, trato de detectar quién es el socio malo. Muy a menudo
        es el líder quien, a pesar de ser una buena persona, no funciona en los negocios.


        2. Cuando eres un buen socio, recibes invitaciones para participar en más proyectos.

        Ésta es una de las ventajas de la primera lección. Padre rico me enseñó que jamás tendría éxito
        si continuaba asociándome con la gente equivocada. Me inspiró a convertirme en estudiante de
        la naturaleza humana y los negocios, trabajar con ahínco, vivir la vida día a día. Me aseguró
        que, si me convertía en un buen socio, la gente y los tratos buenos me encontrarían.


        La promesa de padre rico se sigue cumpliendo hasta la fecha. Entre 2007 y 2010, en medio de

        los  problemas  que  tuve  que  enfrentar  con  mi  antiguo  socio,  y  de  los  problemas  económicos
        globales,  Kim  y  yo  participamos  en  más  buenos  negocios  que  nunca  antes.  Hicimos  mucho
        dinero  con  la  gente  indicada.  Estoy  seguro  de  que  si  fuéramos  personas  poco  fiables  y

        tuviéramos mala reputación, jamás nos habrían invitado a participar en uno de los grupos más
        importantes de inversión en los Estados Unidos.


        3. Los malos negocios producen buenos socios.
        Cada vez que hice un mal negocio, terminé conociendo a un buen socio. Ken McElroy trabaja

        conmigo y con Kim en varios complejos inmobiliarios importantes. A él lo conocimos a través
        de un mal negocio.
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