Page 126 - El toque de Midas
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Los empleados (E) pueden renunciar a sus trabajos y comenzar su pequeño negocio. En otras
palabras, migran al cuadrante A. Y, claro, no hay nada malo en ello, excepto que la mayoría
permanece ahí. La A, como recordarás, representa a los Autoempleados o dueños de negocios
pequeños. Es gente en extremo especializada. El problema es que A también puede ser A de afanoso
y acaparador.
Mucha gente del cuadrante A está feliz ahí, y eso es bueno. Sin embargo, hay muchas personas a
quienes encantaría mudarse al cuadrante D, el mundo de los negocios; y a I, el mundo de las
inversiones. Estos dos cuadrantes representan libertad y riqueza infinita: son los cuadrantes de los
ricos.
Lo anterior no quiere decir que los E y los A no sean suficientemente inteligentes para moverse
a D e I. A menudo, son incluso demasiado inteligentes y eso les afecta. Lo que en realidad los
mantiene atrapados en el cuadrante A es su pensamiento limitado, y sí, dije atrapados. En muchas
ocasiones los A trabajan más que todos los demás.
Aquí hay algunos ejemplos de su pensamiento limitado.
Ejemplo #1: Trabajo duro, pensamiento pequeño
Tengo un amigo con un pequeño restaurante, y ha estado en ese negocio por años. Todas las
mañanas, antes de salir el sol, va a los mercados centrales para comprar fruta, vegetales, carnes,
pollo y pescado, los más frescos que haya. Para las nueve de la mañana ya está en su restaurante
preparando la comida para los clientes que llegan a almorzar. A las 10:30, sus dos meseras
llegan a trabajar y preparan el comedor, y el restaurante abre a las 11. El lugar se mantiene
lleno a la hora del almuerzo y la comida, y mi amigo sale de la cocina para recibir clientes
personalmente. Por fin, después de las dos tiene un descanso. Mientras los lavaplatos trabajan,
mi amigo va a casa y toma una siesta. Pero regresa a las cinco y comienza a preparar los
alimentos para la cena. A las 11 de la noche se acuesta, listo para comenzar todo de nuevo a la
mañana siguiente. Mi amigo hace lo mismo seis días a la semana.
Se queja de largas jornadas de trabajo, de los impuestos, del incremento en los precios de los
alimentos, de las regulaciones gubernamentales y de la dificultad para conseguir buenos
empleados. También le molesta que ninguno de sus hijos quiera hacerse cargo del negocio.