Page 130 - Donde termina el arco iris
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CECELIA AHERN Donde termina el Arco Iris
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Tu visita
¡Fantástica noticia! Me alegra mucho que vengas a casa. ¿Te gustaría alojarte
con nosotros o ya has hecho otros planes con tus padres?
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: Mi visita
No, no, no quiero molestar a Comosellame. En realidad, no tengo por qué ser
tan educado. Odio a tu marido. Así que Josh y yo estaremos en casa de Phil y Maggie
y a mis padres les he reservado un hotel. Pero gracias por el ofrecimiento.
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: G. R. E. G.
Hmmm... Alex, vas a tener que aprenderte el nombre de mi marido antes de
venir para acá. Se llama Greg. G. R. E. G. Intenta recordarlo, por favor.
¿Te he contado que Ruby y yo somos las reinas de la salsa? Compré una
primera tanda de clases: fue mi regalo para Ruby cuando cumplió cuarenta años hace
unos meses, y lo pasamos tan bien que hemos seguido asistiendo. De hecho, Ruby
me ha sorprendido con su talento para el baile, aunque, entre nosotros, estoy hasta la
coronilla de hacer siempre de hombre.
Greg se niega a ir a clase conmigo, pero no le importa que le enseñe en nuestro
dormitorio cuando Katie está fuera, la puerta cerrada con pestillo y con una silla
atrancada, las persianas bajadas y las cortinas corridas. Hasta la tele tiene que estar
apagada, no vaya a ser que un actor o un presentador tenga poderes para ver las
casas de la gente desde la pantalla. Bueno, la cuestión es hacer juntos algo divertido,
pero como en clase siempre me toca hacer de hombre me cuesta bastante hacer de
mujer en casa (y nunca se me ha dado muy bien ser la mujer de la casa). Siempre
terminamos pisándonos los dedos de los pies, dándonos golpes en las espinillas,
decepcionándonos el uno del otro, discutiendo a gritos sobre quién de los dos tenía el
pie dónde y dónde tenía que tener el pie alguno de los dos hasta que nos ponemos
hechos una furia.
Ahora Ruby ha decidido ir a clase dos veces por semana, pero yo no puedo ir
los lunes porque llevo a Katie a entreno de baloncesto. Ruby insiste en que no es tan
divertido sin mí porque tiene que bailar con Miss Behave, una drag queen rubia de
metro noventa y cinco con tutú y unas piernas larguísimas que está intentando
aprender salsa para el espectáculo que da en un club gay.
Lo bueno es que Ruby y yo lo pasamos en grande y que en cuanto termina la
clase ya aguardamos con impaciencia la próxima. Ruby está encantada porque ha
perdido un poco de peso (gramos más que kilos, según parece). Es genial tener un
pasatiempo con el que disfrutas y que te ayuda a afrontar con ganas la semana
siguiente en lugar de temer constantemente los días que tienes por delante. Espero
que estés teniendo alguna clase de vida privada, Alex, y que no trabajes más de la
cuenta. ¿Has tenido alguna cita últimamente?
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